jueves, 19 de julio de 2012

YO SOY UN TRIUNFADOR EN CRISTO - (15/07/2012)


Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: 2 Corintios 2:14-17; Romanos 8:37

Este tiempo es el resultado de decisiones del pasado. Lo vemos en lo social, en cómo estamos viviendo, también en lo político. Además repercute en las situaciones laborales y en la economía de todo el país. Pero por sobre todas las cosas afecta a la familia.

Caminamos sin saber qué va a pasar. Una persona así se nota que está apesadumbrada, “bajoneada”, con la cabeza baja, está esperando encontrar algo que lo “salve”. Algunos dicen, “todo se va arreglar”, y no le creemos, pero otros dicen, “esto nunca va a cambiar”, y a estos sí les creemos. Estamos más propensos a escuchar los problemas que las soluciones. Escuchamos más las noticias desagradables, que las buenas Noticias.

¿Qué esperamos para este tiempo en nuestras vidas? Un conjunto de los 70 cantaba una canción muy conocida que decía en su letra “yo quiero ser un triunfador, de la vida y el amor…”, ellos eran “Los Iracundos”. Se dice que quien era el cantante, hoy es cristiano, y también algunos más. Pero vemos que en su letra, lo trataba en tiempos futuros, “yo quiero ser…”. Hoy podemos decir, “Yo soy un triunfador…”. No dice que “fui” en el pasado, ni que lo “seré” en el futuro. Tampoco en potencial, que “sería”. Me está hablando en tiempo presente, “me lleva siempre en Triunfo…” en este tiempo.

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Pablo manifiesta su agradecimiento a Dios primero. Esa debería ser nuestra actitud hoy en día. A pesar de la circunstancias, de las dificultades, de todo lo que nos pasa, debemos agradecer y poner en alto a Dios en primer lugar, no importa el inconveniente que podamos llegar a tener.

La razón de estar agradecido era muy valedera. Esta carta la escribe después de haber mandado la primera desde Éfeso, donde sanciona a quien había cometido algo muy desagradable, se había producido una crisis en medio de los creyentes. Además había personas que cuestionaban su ministerio. Pablo vivía en medio de una crisis volviendo de macedonia y a pesar de todo agradece a Dios.

Dios “me lleva siempre…”. Nos preguntaríamos hoy, ¿Quién nos conduce?  Cuando Jesús estaba sobre la tierra, muchos le seguían, y dentro de ellos había necesitados que Él bendecía. Si queremos ser Bendecidos por Jesús tenemos que seguirle a Él de cerca. No perderle pisada, estar al lado, si es posible tomarlo de la mano como un padre lleva a su hijo para no perderlo, “déjate llevar por Dios”.  Algunos dicen: “Quizás en otro momento, más adelante, o en algunas ocasiones”, pero la Palabra de Pablo es: “Nos lleva siempre…”, en todo momento. No debemos soltarnos de la mano, ni abandonar en ningún momento el camino. 

El triunfo de Cristo es nuestro. En la cruz Él manifestó el triunfo y lo hizo por nosotros. Nos ha hecho participes del triunfo, la Victoria es nuestra también. Pablo dice a los Romanos, “nos ha hecho más que vencedores”.  Por eso podemos declarar “YO SOY UN TRIUNFADOR EN CRISTO”. Triunfo sobre las enfermedades, sobre los problemas familiares, aún en lo social, moral y espiritual.

Un triunfador hace gala de lo que ha ganado, debemos dar a conocer a Cristo. Somos los responsables de manifestar el “olor de su conocimiento en todo lugar”. Muchos están esperando que destilemos ese grato olor, no solo por lo que sepamos, solamente sino porque se nos reconozca que tenemos relación o comunión con Dios. Si estamos en un ambiente donde todos fuman, seguramente cuando salimos, muchos se dan cuenta donde hemos estado porque nuestra ropa toma olor. Así nuestra vida manifieste el olor de la presencia de Dios a quienes están a nuestro alrededor, declarando el triunfo de Cristo.

“YO SOY UN TRIUNFADOR EN CRISTO”

Un ministerio poderoso a través de instrumentos débiles - (08/07/2012)


Por el predicador Juan Nieto
Lectura: 2° Corintios 5:17-21

Pablo tenía un ardiente celo por la gloria de Dios, una fuerte lealtad a la verdad del evangelio, un gran amor hacia aquellos que les predicaba, incluso enfrentaba a aquellos que destruían la unidad de la iglesia.

Cristo es el sí de Dios para nosotros y nuestro sí hacia Él (V. 17). Su nacimiento, su vida, su enseñanza, su muerte y su resurrección, y nuestra identificación con Él por medio de la fe nos hacen nueva criatura. Identificarnos con Él es reconocer a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Nuestra relación personal constante con Cristo transforma todos los aspectos de nuestra vida.

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Reconciliación, perdón (V. 18a). Volver a las amistades, atraer a los que están desunidos. Isaías 44:22 dice “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí”. Sólo Cristo llevó todo el pecado del mundo sobre la cruz para dar perdón, salvación, fe, vida, sanidad, libertad, esperanza, paz, restauración, victoria, un nuevo comienzo cada día.

“Nos dio el ministerio de la reconciliación” (V. 18b), reconciliar es perdonar, “hacer que algo sea diferente”, según lo expresa Max Lucado en su libro “3:16”.

Dios perdona y olvida todo (v. 19). “Nos encargó a nosotros (la iglesia) la palabra de reconciliación”, de perdón, la palabra de Dios (la Biblia). Un encargo es una comisión, un pedido.

Somos embajadores (v. 20) en nombre de Cristo, representantes de una autoridad gobernante, madurez espiritual.
Tendremos el ministerio de la oración, si nos entregamos con constancia y fe a ella. Dios va a cambiar “las oraciones de nuestra vida” en una vida de oración.

Por Cristo somos hechos justicia de Dios, la verdad, aprendemos a conocer, a vivir y a dar esa verdad por el Espíritu Santo. Juan 16:13 dice “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”.

domingo, 8 de julio de 2012

Cosmovisión en la comisión - (01/07/2012)

Por el pastor Osvaldo D'Emilio

Lectura: Mateo 28:18-20

Cuando nos referimos a la Cosmovisión hablamos de un todo. Por un lado nos referimos a los 360 grados alrededor de nosotros, pero también a la altura, la profundidad y la anchura. En pocas palabras nos referimos a un “TODO”, de parte de Dios en Jesucristo. Ese “TODO”, es delegado a la Iglesia, nosotros, para que manifestemos el amor y el poder de Cristo a quienes están a nuestro lado.

Jesucristo es la máxima Autoridad, como tal, Él mismo fue respetuoso de las autoridades humanas, y de eso debemos aprender. Seguramente con algunas de ellas, en este momento no estamos de acuerdo, tampoco lo estaba Jesucristo en aquel tiempo, pero las respetó. Aunque nos cueste las debemos respetar en el mundo natural. Pero en el espiritual, Jesús dijo: “TODA Autoridad me  ha sido dada en el cielo y en la tierra”, ella está vigente aún en este tiempo. Filipenses 2:9-11 dice “en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra…”, para que “Toda lengua confiese…”, manifestar públicamente el Señorío de Cristo, con gozo y alabanza. Esa Autoridad es la que representa Jesucristo en nuestras vidas y la que delego desde aquel tiempo a la Iglesia, para transmitir su Poder. Tenemos una “Cosmovisión en la misión”, manifestar el Poder de Jesucristo a todas las naciones. Cuando Jesús dice “Id y haced discípulos”, se refiere a caminar por esta vida trasmitiendo aquello que nos enseño, formando aprendices o seguidores de Él y no nuestros, pero si dando el ejemplo de lo que hemos aprendido.


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Nos habla de “Todas” las naciones y ellas pueden llegar a ser quienes nos rodean: familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, etc. “Bautizándoles”, significa hacerlos nacer a una nueva vida en Jesucristo. No es que nos vamos a olvidar de todos nuestros seres queridos, sino que va a haber un cambio en nuestro interior que hará que nuestra vida la vivamos diferente y lo noten los demás.

“Enseñando que guarden ‘TODAS’ las cosas”. En muchos casos, cuando comenzamos a aprender, llega un momento que creemos que ya lo sabemos todo. Pero podemos decir que todos los días aprendemos algo nuevo de parte de Jesucristo, y eso lo debemos dar a conocer. El “guarden”, no significa encerrarlas en un cajón y olvidarnos de eso, sino de poner en práctica. Así como hemos aprendido nosotros, las debemos dar a conocer, para que se reproduzca en otros el mensaje de Jesucristo. Dios nos sorprende cada día cuando caminamos con Él. Debemos ir desarrollando nuestro conocimiento espiritual enriqueciéndonos más a través de Su Palabra

Contamos con el respaldo de Jesucristo en todo momento. Él dijo también: “he aquí…”, habla de este tiempo, del ahora. Nos hace ver que su promesa es presente, que en la medida que lo declaremos, él no falla. Su compañía está asegurada: “Yo estoy…”. Muchos nos prometen, y fallan, pero Jesucristo está siempre y nos dice como máxima: “Estoy… TODOS los días”. En esta Palabra está fundamentada nuestra fe. Está en todo lugar, no nos abandona: en casa, en el trabajo, en la escuela, la facultad, transitando. Declaremos hoy: “Jesús está conmigo siempre”.

Desde el comienzo de la Iglesia, Jesús se mantiene fiel, esa es la “Cosmovisión de la Misión”. Tenemos Su respaldo mientras sigamos sus pasos. Él es quien va adelante, así como sus discípulos los seguían, nosotros debamos caminar con Él. Tengamos presente que “Jesús está con nosotros TODOS los días hasta el fin del mundo”.