Lectura: Salmo 56
En los salmos muchas veces se pueden encontrar situaciones muy parecidas a las que vivimos hoy nosotros y uno de los salmistas que más reflejan sus estados de ánimo es
David. Un hombre elegido por Dios, ungido por el Espíritu Santo que tuvo que pasar por momentos de esconderse, de estar alejado de su tierra, de estar con sus enemigos. Sin embargo nunca se olvidó de Dios. En los salmos él expresa esa comunión con Dios en los momentos más difíciles.
En el libro de Apocalipsis Dios nos dice que tiene la llave de David, es decir el deseo de la comunión con Dios, el deseo de alabarle, el deseo de confiar en Dios, el deseo de servirle. La llave de David es la oración, es la alabanza. David fue un hombre que tuvo errores pero Dios lo restauró y le dio una promesa.
En estos días los noticieros muestran la crisis económica de Europa y todo lo que allí está pasando pero esto no es nuevo. El libro de Habacuc dice que “Aunque la higuera no florezca, aunque ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento […] Con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación”.
David siempre pensó en buscar a Dios y nosotros también debemos hacerlo en nuestro tiempo. Tenemos que saber usar esa llave de David que Dios nos da.
Cuando David escribió el Salmo 56 no estaba pasando un buen momento. Él era un hombre valiente y esa es una característica de la llave de David. En 1º Samuel 17:34 al 37 vemos cuan valiente era David, él agarraba a los leones y a los osos de la quijada. Hay días en que tenemos miedo pero David dijo “en el día que temo, yo en ti confío”. Si un león o un oso se acercaban a sus ovejas David los enfrentaba, los perseguía y los mataba.
Cuando el diablo nos viene a atacar nos viene a “morder”, a “quebrarnos los huesos” si es posible. Pero ¿qué nos dice el Señor? Si nosotros resistimos el diablo huirá de nosotros. El día en que tengamos temor tenemos que confiar en Dios, como hizo David. En el salmo lo primero que él dice es “Ten misericordia de mi”. Hay que ser valiente en un momento de temor y pedirle a Dios misericordia. A veces el enemigo viene como un león y nos provoca pero tenemos que ser valientes para enfrentarlo sin miedo y no dejar que nos desanime.
El salmo muestra que David estaba pasando por un momento difícil, dice que sus enemigos lo pisotean (v. 2). Muchas veces nos sentimos pisoteados por otros, y hasta vigilados, acechados como David. Pero Dios está siempre escuchando nuestras oraciones y tiene misericordia de nosotros. Hay veces en que las situaciones nos superan, pero David sigue diciendo “en el día en que temo, yo en ti confío”. Nuestra ayuda viene de Dios porque sólo él conoce por lo que estamos pasando y Él siempre estará con nosotros.
Si David tenía el valor para enfrentarse a un león y a un oso, también tenía valor para enfrentarse a los hombres, por eso pregunta “¿qué puede hacerme el hombre?”. Así tenemos que ser nosotros también, valientes y esforzados. Debemos confiar en Dios y Él nos va a proteger, nos va a guardar en sus brazos. El versículo 13 dice “porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven”.
En el día en que tengamos temor confiemos en Dios.
Por el predicador Juan Nieto