sábado, 31 de marzo de 2012

Frente al temor confiemos en Dios - (16/05/10)


Lectura: Salmo 56


En los salmos muchas veces se pueden encontrar situaciones muy parecidas a las que vivimos hoy nosotros y uno de los salmistas que más reflejan sus estados de ánimo es
David. Un hombre elegido por Dios, ungido por el Espíritu Santo que tuvo que pasar por momentos de esconderse, de estar alejado de su tierra, de estar con sus enemigos. Sin embargo nunca se olvidó de Dios. En los salmos él expresa esa comunión con Dios en los momentos más difíciles.
En el libro de Apocalipsis Dios nos dice que tiene la llave de David, es decir el deseo de la comunión con Dios, el deseo de alabarle, el deseo de confiar en Dios, el deseo de servirle. La llave de David es la oración, es la alabanza. David fue un hombre que tuvo errores pero Dios lo restauró y le dio una promesa.
En estos días los noticieros muestran la crisis económica de Europa y todo lo que allí está pasando pero esto no es nuevo. El libro de Habacuc dice que “Aunque la higuera no florezca, aunque ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento […] Con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación”. 
David siempre pensó en buscar a Dios y nosotros también debemos hacerlo en nuestro tiempo. Tenemos que saber usar esa llave de David que Dios nos da.
Cuando David escribió el Salmo 56 no estaba pasando un buen momento. Él era un hombre valiente y esa es una característica de la llave de David. En 1º Samuel 17:34 al 37 vemos cuan valiente era David, él agarraba a los leones y a los osos de la quijada. Hay días en que tenemos miedo pero David dijo “en el día que temo, yo en ti confío”. Si un león o un oso se acercaban a sus ovejas David los enfrentaba, los perseguía y los mataba.
Cuando el diablo nos viene a atacar nos viene a “morder”, a “quebrarnos los huesos” si es posible. Pero ¿qué nos dice el Señor? Si nosotros resistimos el diablo huirá de nosotros. El día en que tengamos temor tenemos que confiar en Dios, como hizo David. En el salmo lo primero que él dice es “Ten misericordia de mi”. Hay que ser valiente en un momento de temor y pedirle a Dios misericordia. A veces el enemigo viene como un león y nos provoca pero tenemos que ser valientes para enfrentarlo sin miedo y no dejar que nos desanime. 
El salmo muestra que David estaba pasando por un momento difícil, dice que sus enemigos lo pisotean (v. 2). Muchas veces nos sentimos pisoteados por otros, y hasta vigilados, acechados como David. Pero Dios está siempre escuchando nuestras oraciones y tiene misericordia de nosotros. Hay veces en que las situaciones nos superan, pero David sigue diciendo “en el día en que temo, yo en ti confío”. Nuestra ayuda viene de Dios porque sólo él conoce por lo que estamos pasando y Él siempre estará con nosotros.
Si David tenía el valor para enfrentarse a un león y a un oso, también tenía valor para enfrentarse a los hombres, por eso pregunta “¿qué puede hacerme el hombre?”. Así tenemos que ser nosotros también, valientes y esforzados. Debemos confiar en Dios y Él nos va a proteger, nos va a guardar en sus brazos. El versículo 13 dice “porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven”.
En el día en que tengamos temor confiemos en Dios.


Por el predicador Juan Nieto

CON RESERVAS DE DIOS - (09/05/2010)


Lectura: 1º Cor. 2: 1-10

Uno de los grandes temas que desde hace meses ha llamado la atención de nuestra sociedad es el que se planteó entre el gobierno nacional y quien era el presidente del Banco Central, Martín Redrado. La discusión se daba por el uso de las Reservas del Banco Central, si estaba bien o mal pagar con ellas la deuda externa o a los acreedores que nuestro país tiene en el exterior. Pero ahora, un tiempo después de este conflicto, Redrado lanzó al mercado un libro de su autoría titulado “Sin reservas”. Un libro con un título bastante negativo y con un contenido digno de debate.
Pero hoy hablaremos de las “Reservas”, en este caso de parte de Dios para su pueblo, lo que tiene preparado para nosotros.
Cuando hablamos del “Reservado” nos referimos a un lugar preparado para que lo ocupen una o más personas para un fin determinado. En ese sentido, al decir “Reservas” nos referimos a aquello que se guarda para un fin determinado.
Pablo hablando a los corintios, aunque era un hombre de una sabiduría superior al promedio en ese momento, manifestaba que su conocimiento no estaba basado en su capacidad humana sino en “El poder de Dios” (v. 4)
Ese conocimiento lo llevaba a tener la suficiente autoridad para manifestar al Cristo crucificado y resucitado. No estamos despreciando el conocimiento humano o su sabiduría, sino que, por encima, está la sabiduría que viene de parte de Dios. Pablo no quería convencer a las personas humanamente, aunque podía hacerlo. Él tenía en sus palabras y acciones el respaldo de Dios, esas “Reservas” que Dios tiene para manifestar su poder.
Pablo habla de una “Demostración”. En primer lugar se refiera a una demostración del Espíritu Santo, que trabaja en el interior de las personas. Dejemos que en este día él esté hablándonos e inquietándonos en nuestro interior, en el espíritu de cada uno de nosotros.
En segundo lugar habla de una demostración del Poder. Dios aún sigue manifestando Su Poder completo a sus hijos. Quizás lo necesitemos en algo específico para nosotros. Es allí donde lo podemos y debemos reclamar.
Dios no agotó sus reservas en los primeros siglos, él dejó algo para ahora. Dios sabía que hay personas que en este tiempo necesitan Su Poder. Él sabe hoy que tu vida y mi vida dependen sólo de Él para salir adelante. Dios te tiene en cuenta y aún desea brindarte lo mejor, que vos y yo estamos esperando, pero debemos manifestar algo de nuestra parte.
“Dios predestinó antes…” para este tiempo. Él sabía con anticipación que hoy nosotros lo íbamos a necesitar. Él sabía que íbamos a pasar por diferentes circunstancias que no podíamos resolver solos. Que llegaban momentos que nuestros brazos se cansarían. Por eso Pablo habla de la manifestación de Su Poder. Él no ha cambiado, sigue siendo el mismo de ayer, hoy y siempre.
En Romanos 8:28 Pablo nos habla de un “propósito”, plan elaborado o deliberado para llevar adelante por nosotros y para nosotros. Dios nos tiene en cuenta. Hay una promesa de Dios para nosotros. En el versículo 9 Dios preparó cosas que todavía no viste, ni oíste, ni imaginaste o comprendiste en tu corazón. Estas cosas son las que Dios preparó, pero las preparó “para los que le aman”. para quienes desean lo mejor de Él.
Dios se reservó lo mejor para este tiempo y quiere brindarnos la parte que nos corresponde. (Hebreos 11:40). Los que le aman serán herederos de las riquezas de este siglo. Las reservas del cielo es lo mejor que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros. No se quiere guardar nada.

Renunciando a la Muerte, Manifestando Su Vida (02/05/2010)


“Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:19-20

Creyendo que estaba haciendo bien, antes de convertirse en el hombre que sería, Pablo pidió cartas a los sacerdotes, no con el fin de presentarse como parte del pueblo de Dios, sino para poder tener la autoridad de poner presos a los hijos de Dios. Pero camino a Damasco, tuvo un encuentro muy personal que cambió su vida: Hasta ese momento él no estaba haciendo lo que Dios quería, sino su propio plan. Después de ese momento, Dios lo transformó en un Apóstol. En el pasaje que se puede leer al principio de este texto, Pablo nos relata su experiencia como creyente, y la transformación que había tenido al conocer a Jesús: De ser un perseguidor de los cristianos pasó a ser un seguidor de Cristo. De ese modo cuenta como la Muerte de Cristo significó Su propia muerte, pero también como la Resurrección de Cristo significó Su Vida.

La iglesia de Sardis
El mensaje a una de las Iglesias escrito en el libro de Apocalipsis, capítulo 3, versículos 1 al 6 habla de cristianos que tenían una actitud diferente a la de Pablo. Se trata de la Iglesia de Sardis, una ciudad célebre por su opulencia y por el voluptuoso y corrupto comportamiento de sus habitantes, y que llegó a ser una de las ciudades más importantes y prósperas que había en el mundo antiguo. Esa ciudad era reconocida por haber sido un centro de producción de lanas y tintes. Pero después de toda esa importancia, se había terminado convirtiendo apenas en una aldea, en un pueblo que casi pasa desapercibido. Su nombre tenía un significado: “Remanente”. “Cosas que quedan de antes”.
En medio de Sardis existía una iglesia, que atravesaba por una crisis espiritual: algunos de esos cristianos estaban muertos y otros agonizaban. Por ese motivo, en el versículo 1, el pasaje dice “tienes nombre de que vives, pero estás muerto”. La gloria y la fama de esa ciudad ya habían pasado a la historia, pero sus habitantes continuaban manteniendo su orgullo de la gloria pasada, sin darse cuenta o sin querer tomar en cuenta su condición actual. La Iglesia, era una iglesia con muertos espirituales, la mayoría de sus miembros estaban entregados a prácticas que no eran agradables a Dios, sin que haya distinción en aquella ciudad entre los cristianos y los no cristianos. Sin embargo, en medio de toda esta situación, había unos cuantos hermanos que habían permanecido fieles al Señor y a su Palabra. Por eso el nombre de la ciudad era Sardis, el Remanente.
El versículo dos dice “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir…” ¿Cuáles son esas otras cosas que están agonizando? ¿Se acuerda que hablamos de las diez vírgenes? Cinco de ellas estaban atentas, vigilantes, pero cinco no lo estaban. Y necesitaban el aceite de las lámparas, para mantenerlas despiertas hasta que llegara el esposo a buscarlas. Las cinco primeras, que estaban vigilantes entraron con el esposo. Su aceite no se acabó. Es el aceite de la unción del Espíritu Santo lo que se necesita para estar atentos, vigilantes. ¿Cuáles son entonces las cosas que debo afirmar para mantenerme vigilante, atento? La lectura de la Biblia, la asistencia a tus cultos, el testificarle a otros, tu participación en los ministerios, tu cooperación. El aceite de la unción lo necesitamos continuamente, dentro y fuera de la iglesia.
¿Qué golpe debe haber sido, no, para la Iglesia de Sardis? “No he hallado tus obras perfectas”, dice el versículo 2. Pero el versículo 3 continúa diciendo “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo…” Hemos recibido el evangelio por la Fe. Por lo tanto debemos vivir la vida por la Fe. Para ello es necesario desarrolla nuestra Fe poniéndola a trabajar. Tenemos que hacer nuestra parte también. Manifestar la presencia del Espíritu Santo. Esta debe ser una asignatura prioritaria en la vida de todo creyente. Ese mismo versículo continúa diciendo “… vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré por ti…” pero hasta entonces, es necesario ponerse a trabajar, no esperarlo cruzados de brazos.

El remanente
“Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras” dice el versículo 4. ¿Quiénes son esas personas? ¿Aún hoy hay de esas personas? ¿Podemos ser nosotros? Se trata de personas que han permanecido fieles al Señor y a su palabra, que están dispuestas a servir. Personas que no han manchado sus vestiduras. Hermanos que no han accedido ante las tentaciones, pero no son ellos los importantes, sino a quién siguen ellos: Jesús. ¿Habrá de esas personas hoy? ¿Se encontrarán en este tiempo? ¿Qué promesas o respaldo tienen de parte de Dios?
Hay promesas de parte de Dios para el remanente Fiel
“Andarán conmigo en vestiduras blancas” dice el versículo 4. El blanco indica la pureza y la santidad que Dios exige para que alguien entre en su presencia. Los vestidos que se les daban a los que entraban a las fiestas (como el Padre del hijo pródigo, que hizo una gran fiesta en honor del regreso de su hijo). “…y no borraré su nombre del Libro de la Vida…” Una de las mejores traducciones del texto original dice más precisamente que nunca, jamás, de ninguna manera “borraré su nombre del Libro de la Vida”. ¿Qué es el Libro de la Vida? En el Antiguo Testamento, el “Libro de la Vida”, era el registro de todos los que tenían ciudadanía en la comunidad Teocrática de Israel, donde los ciudadanos indignos eran borrados. La promesa aquí es que los nombres de estos de ninguna manera serán borrados del Libro.
“… y confesaré su nombre delante de mi Padre…” Confesar en este punto tiene que ver con estar de acuerdo. Con decirle a Dios: este es uno que fue lavado por medio de la Sangre derramada. En pocas palabras… “Si te conozco”, serán las palabras de Jesús cuando lleguemos a los cielos (Mateo 10:32).

La respuesta depende de nuestra actitud (25/04/2010)


Lectura: Mateo 9: 27-31

En todo lo que diariamente hacemos en nuestras vidas, desde comer abundantemente o cuidarnos, hacer ejercicio o llevar una vida sedentaria, estudiar o no, todo lo que hagamos nos va a traer una consecuencia inmediata a posteriori, pero siempre vamos a tener una consecuencia de nuestros actos.
Todo lo que hagamos también en lo espiritual nos va a traer una consecuencia. "La respuesta depende de nuestra actitud".
El Señor claramente nos pregunta aún hoy como le preguntó a aquellos ciegos en Mateo 9:28 b, "¿Creéis que puedo hacer esto?
Pero veamos cómo fue la actitud de aquellos hombres. La Biblia nos dice que desde el momento que Jesús sanó a la mujer que tocó el borde de su manto y a la hija de Jairo en su casa hasta que llegó a una casa, (no nos dice el tiempo ni la distancia) aquellos hombres insistentemente "dando voces le decían: ¡Ten misericordia de nosotros Hijo de David!"
Esos hombres podrían haberle dicho "Mirá en las condiciones que estamos, mendigando. Nadie nos tiene consideración. Todos nos marginan o dejan de lado. Para la gente somos como basura". Pero lo importante es que estos hombres tomaron la actitud de seguir a Jesús e insistir hasta que los sanara.
Observemos también la actitud de Jesús delante de ellos. Con esa pregunta claramente los está confrontando en su fe. Jesús les pregunta "¿Creéis que puedo hacer esto?". En otras palabras les dice ¿saben lo que me están pidiendo? ¿Tienen idea de la magnitud de esto que me piden?
Dios hoy nos pregunta ¿Tenés idea de lo que me pedís? ¿Creés que puedo hacerlo? Dios es un Dios de cosas grandes, un Dios de imposibles y quiere que le digas cuál es tu imposible.
Ante la pregunta de Jesús hubo una respuesta. Pero qué fue lo que los hombres dijeron? dos simples palabras: "Sí, Señor". Aquí se puede apreciar cómo los ciegos reconocen a Jesús como el Todopoderoso, pues ya no lo llaman "Hijo de David" sino "Señor", palabra que antiguamente se le otorgaba a una persona de mucha importancia, a un noble.
Los hombres habrán dicho: "Escuchamos que sanaste a una mujer de flujo de sangre, y además resucitaste a una niña, ¿cómo no podrás devolvernos la vista? Y fue entonces cuando Jesús les tocó los ojos diciendo: "Ya lo vieron con vuestros ojos espirituales, ahora reciban la vista natural; Conforme a vuestra fe os sea hecho" (v. 30). Y los ojos de ellos fueron abiertos.
¿Cuál sería nuestra actitud ante circunstancias similares, ante los imposibles de nuestra vida? ¿Creés que Jesucristo puede hacer un milagro en tu vida? ¿Que ese imposible que tenés por delante Él puede resolverlo? Si lo crees, dejá la preocupación y empleá esa energía en alabanza a Dios por lo que tenés y fe en lo que Él va a hacer en tu vida.
En su carta a los Filipenses (cap. 4:1), Pablo nos anima a permanecer “firmes en el Señor”, a regocijarnos siempre (v. 4), manteniendo nuestra mente libre de todo afán o preocupación por el porvenir (v. 6), creyendo que el Señor suplirá todas nuestras necesidades, siempre y cuando se las presentemos en oración con la confianza de que alcanzaremos lo que estamos pidiendo (v. 6). Dando gracias en todo (por lo que nos ha dado y por lo que hemos de recibir). En ese mismo momento en que hacemos esas declaraciones Dios mismo nos garantiza que la paz de Él guardará nuestro corazón y nuestros pensamientos.