Lectura: 1º Cor. 2: 1-10
Uno de los grandes temas que desde hace meses ha llamado la atención de nuestra sociedad es el que se planteó entre el gobierno nacional y quien era el presidente del Banco Central, Martín Redrado. La discusión se daba por el uso de las Reservas del Banco Central, si estaba bien o mal pagar con ellas la deuda externa o a los acreedores que nuestro país tiene en el exterior. Pero ahora, un tiempo después de este conflicto, Redrado lanzó al mercado un libro de su autoría titulado “Sin reservas”. Un libro con un título bastante negativo y con un contenido digno de debate.
Pero hoy hablaremos de las “Reservas”, en este caso de parte de Dios para su pueblo, lo que tiene preparado para nosotros.
Cuando hablamos del “Reservado” nos referimos a un lugar preparado para que lo ocupen una o más personas para un fin determinado. En ese sentido, al decir “Reservas” nos referimos a aquello que se guarda para un fin determinado.
Pablo hablando a los corintios, aunque era un hombre de una sabiduría superior al promedio en ese momento, manifestaba que su conocimiento no estaba basado en su capacidad humana sino en “El poder de Dios” (v. 4)
Ese conocimiento lo llevaba a tener la suficiente autoridad para manifestar al Cristo crucificado y resucitado. No estamos despreciando el conocimiento humano o su sabiduría, sino que, por encima, está la sabiduría que viene de parte de Dios. Pablo no quería convencer a las personas humanamente, aunque podía hacerlo. Él tenía en sus palabras y acciones el respaldo de Dios, esas “Reservas” que Dios tiene para manifestar su poder.
Pablo habla de una “Demostración”. En primer lugar se refiera a una demostración del Espíritu Santo, que trabaja en el interior de las personas. Dejemos que en este día él esté hablándonos e inquietándonos en nuestro interior, en el espíritu de cada uno de nosotros.
En segundo lugar habla de una demostración del Poder. Dios aún sigue manifestando Su Poder completo a sus hijos. Quizás lo necesitemos en algo específico para nosotros. Es allí donde lo podemos y debemos reclamar.
Dios no agotó sus reservas en los primeros siglos, él dejó algo para ahora. Dios sabía que hay personas que en este tiempo necesitan Su Poder. Él sabe hoy que tu vida y mi vida dependen sólo de Él para salir adelante. Dios te tiene en cuenta y aún desea brindarte lo mejor, que vos y yo estamos esperando, pero debemos manifestar algo de nuestra parte.
“Dios predestinó antes…” para este tiempo. Él sabía con anticipación que hoy nosotros lo íbamos a necesitar. Él sabía que íbamos a pasar por diferentes circunstancias que no podíamos resolver solos. Que llegaban momentos que nuestros brazos se cansarían. Por eso Pablo habla de la manifestación de Su Poder. Él no ha cambiado, sigue siendo el mismo de ayer, hoy y siempre.
En Romanos 8:28 Pablo nos habla de un “propósito”, plan elaborado o deliberado para llevar adelante por nosotros y para nosotros. Dios nos tiene en cuenta. Hay una promesa de Dios para nosotros. En el versículo 9 Dios preparó cosas que todavía no viste, ni oíste, ni imaginaste o comprendiste en tu corazón. Estas cosas son las que Dios preparó, pero las preparó “para los que le aman”. para quienes desean lo mejor de Él.
Dios se reservó lo mejor para este tiempo y quiere brindarnos la parte que nos corresponde. (Hebreos 11:40). Los que le aman serán herederos de las riquezas de este siglo. Las reservas del cielo es lo mejor que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros. No se quiere guardar nada.
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