Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura:
Mateo 10:1, 5-8; Lucas 19:9-10; Hechos 1:8; Mateo 9:35-38
Hoy nuestra sociedad
está sufriendo “Temporales” que sacuden a las personas, afectándolas en lo
personal cotidianamente. Sufren un descontrol
emocional y espiritual al punto en que salen de sus cabales. Se sienten
desbordados por todo lo que pasa a su alrededor, saturados e inundados por
crisis sin poder resolver, están quebrados o rotos sin poder ser reparados. Lamentablemente
sufren pérdidas que en algunos casos son irreparables. Aunque en muchos casos
nos avisan lo que puede pasar, no escuchamos. Pero como la tormenta, esto
también es “Temporal”, es decir, “por un tiempo”.
Escuchá el mensaje acá
Parte 1
Parte 2
En este día veremos
cómo podemos pasar ese “Temporal”. Algunos
pensamos que solos nos podemos arreglar bien, pero lamentablemente la sociedad
se salió de su cauce. Por tal motivo es bueno pedir ayuda, así como también
estar dispuesto a darla.
“Jesús vio la multitud, y tuvo compasión de ellas” (Mat. 9:36-38). Jesús conoce cómo se encuentran las personas, todo
lo que sucede a nuestro alrededor está en su conocimiento. Por tal motivo no
solo enseñó a las personas que oren a Dios para que este tenga mayor cantidad
de personas a su disposición (9:38), sino que Jesús mismo apartó a los doce, los
preparó, y los envió con un propósito específico (10:1). Se encontraban como
ovejas “que no tienen pastor, pero tienen”. Desamparadas, sin
protección, dispersas, sin un rumbo fijo, sin saber a dónde ir.
Así como hay una
organización denominada “Defensa Civil”, que se ocupa de socorrer a las
personas de los desastres climáticos o accidentes. Debemos formar parte de una
“Defensa Espiritual”, en nuestra ciudad, que asista a las personas que estén
sufriendo dramas personales, o necesiten protección, contención para ser guiadas
en el verdadero camino.
“Jesús les dio instrucciones” (10:5). No podían ir desprovistos de una responsabilidad, debían dejarse
enseñar. Esto a muchos les cuesta, pero debemos ser obedientes a las instrucciones
que nos dan nuestros mayores. Por alguna razón hay personas que están delegadas
para orientarnos en cómo hacer o no hacer las cosas. Si no hay delegación de
autoridad, no hay respaldo. Así también los discípulos fueron delegados por
Dios a través de Jesús, y cuando se tenían que enfrentar a situaciones
imposibles para el ser humano, Dios estaba con ellos y los respaldaba. Los
discípulos pasaron de ser Aprendices o estudiantes a Enviados- Apóstoles. Estudiaron.
¿De qué vale que estudiemos una carrera, si no estamos
dispuestos a ejercerla?
¿Por qué no les permitió entrar en tierras
de los gentiles o samaritanos? Ellos no
eran personas con las que se llevaban bien en ese tiempo, no podemos
predicarles a personas que no amamos. Debemos ir donde Dios nos envía. Recién
cuando recibieron el Espíritu Santo, les dijo; Hechos 1:8, primero “Jerusalén…”.
Primero los manda a “las ovejas perdidas de la casa de
Israel” (Lucas 19:9-10). Iglesia, ve a buscar a
quienes habiendo conocido, hoy están apartados. Aquellos que están desamparados
y dispersos, errantes, sin saber a dónde ir. La misión de la Iglesia es “Encarrilar a
los descarriados”. Volverlos a poner en el camino. La Promesa dada
a Abraham es también para nosotros. “Te bendeciré y serás de
bendición…” (Gé. 12:1-3).
También les dio un mensaje (9:35; 10:7). Prediquen el evangelio del reino. Declaren las “Buenas Noticias de
Dios”. ¿Cuál era esa buena noticia? “El reino de los cielos se ha acercado”. ¿Por
qué ellos pudieron dar esa noticia? Porque ellos fueron los que experimentaron
la llegada del reino de los cielos a través de Jesucristo. Aquellos que han
tenido y tienen una experiencia personal con Jesucristo, son los delegados para
representar a Cristo HOY, manifestando Poder. El “Evangelio, sana,
limpia, resucita, libera, declara la grandeza de Dios.
Tenemos una
responsabilidad delante de nuestra sociedad, así como Dios corrigió nuestros
pasos (1 Pedro 2:25). Tenemos instrucciones que acatar, un mensaje que llevar, “el
evangelio del reino”, “A los desamparados y dispersos”. Debemos
declarar en medio de toda situación que viven las personas que “El reino de los
cielos se ha acercado a todos”. Dios está cerca de todos nosotros. Pero más
todavía, Dios quiere estar en nosotros a través de Jesucristo:
“Cristo en nosotros la esperanza de Gloria”. “El reino de los cielos se ha
acercado”. Volver a casa, es estar en el lugar más cómodo que podamos tener. “Busquemos
a los que no están”.
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