Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: 2 Corintios 2:14-17; Romanos 8:37
Este tiempo es el
resultado de decisiones del pasado. Lo vemos en lo
social, en cómo estamos viviendo, también en lo político. Además repercute en
las situaciones laborales y en la economía de todo el país. Pero por sobre
todas las cosas afecta a la familia.
Caminamos sin saber
qué va a pasar. Una persona así se nota que está
apesadumbrada, “bajoneada”, con la cabeza baja, está esperando encontrar algo
que lo “salve”. Algunos dicen, “todo se va arreglar”, y no le creemos, pero otros
dicen, “esto nunca va a cambiar”, y a estos sí les creemos. Estamos más
propensos a escuchar los problemas que las soluciones. Escuchamos más las
noticias desagradables, que las buenas Noticias.
¿Qué esperamos para
este tiempo en nuestras vidas? Un conjunto de los
70 cantaba una canción muy conocida que decía en su letra “yo quiero ser un
triunfador, de la vida y el amor…”, ellos eran “Los Iracundos”. Se dice que quien
era el cantante, hoy es cristiano, y también algunos más. Pero vemos que en su
letra, lo trataba en tiempos futuros, “yo quiero ser…”. Hoy podemos decir, “Yo soy un
triunfador…”. No dice que “fui” en el pasado, ni que lo “seré” en el futuro. Tampoco
en potencial, que “sería”. Me está hablando en tiempo presente, “me lleva
siempre en Triunfo…” en este tiempo.
Escuchá el mensaje completo
Pablo manifiesta su
agradecimiento a Dios primero. Esa debería ser
nuestra actitud hoy en día. A pesar de la circunstancias, de
las dificultades, de todo lo que nos pasa, debemos agradecer y poner en alto a
Dios en primer lugar, no importa el inconveniente que podamos llegar a tener.
La razón de estar agradecido
era muy valedera. Esta carta la escribe después de
haber mandado la primera desde Éfeso, donde sanciona a quien había cometido
algo muy desagradable, se había producido una crisis en medio de los creyentes.
Además había personas que cuestionaban su ministerio. Pablo vivía en medio de
una crisis volviendo de macedonia y a pesar de todo agradece a Dios.
Dios “me lleva
siempre…”. Nos preguntaríamos hoy, ¿Quién nos
conduce? Cuando Jesús estaba sobre la
tierra, muchos le seguían, y dentro de ellos había necesitados que Él bendecía.
Si queremos ser Bendecidos por Jesús tenemos que seguirle a Él de cerca. No perderle
pisada, estar al lado, si es posible tomarlo de la mano como un padre lleva a
su hijo para no perderlo, “déjate llevar por Dios”. Algunos dicen: “Quizás en otro momento, más
adelante, o en algunas ocasiones”, pero la Palabra de Pablo es: “Nos lleva
siempre…”, en todo momento. No debemos soltarnos de la mano, ni abandonar en
ningún momento el camino.
El triunfo de
Cristo es nuestro. En la cruz Él manifestó el
triunfo y lo hizo por nosotros. Nos ha hecho participes del
triunfo, la Victoria es nuestra también. Pablo dice a los Romanos, “nos ha
hecho más que vencedores”. Por
eso podemos declarar “YO SOY UN TRIUNFADOR EN CRISTO”. Triunfo sobre las
enfermedades, sobre los problemas familiares, aún en lo social, moral y
espiritual.
Un triunfador hace
gala de lo que ha ganado, debemos dar a conocer a Cristo. Somos los
responsables de manifestar el “olor de su conocimiento en todo lugar”. Muchos
están esperando que destilemos ese grato olor, no solo por lo que sepamos,
solamente sino porque se nos reconozca que tenemos relación o comunión con
Dios. Si estamos en un ambiente donde todos fuman, seguramente cuando salimos,
muchos se dan cuenta donde hemos estado porque nuestra ropa toma olor. Así
nuestra vida manifieste el olor de la presencia de Dios a quienes están a
nuestro alrededor, declarando el triunfo de Cristo.
“YO SOY UN TRIUNFADOR EN CRISTO”
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