Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: 2 Corintios 5:17; 2 Pedro 5:10; Juan 15:5; 2 Tim 2:14-21
Una de las temáticas que vemos en
estos tiempos es cómo superar los inconvenientes que se nos presentan a diario.
Para eso nuestra nación enfrenta uno de los momentos más críticos: la deuda
interna con el pueblo, como la deuda externa, con otros países, la situación
social, la falta de seguridad, problemas con la educación, la falta de trabajo,
los problemas de salud, transporte, rutas, entre otros.
Probablemente, nosotros no vemos
soluciones inmediatas. Pensamos que los que están en eminencia tienen todas las
respuestas, aún ellos también creen que es así.
Muchos creen que participando de
una agrupación, pueden hacer algo. Vemos a la gente movilizada de un lado a
otro. Sus mismos dirigentes creen que pueden avanzar en soluciones rápidas. En
muchos casos van más allá de las ideas, a algunos los mueven intereses
personales que los llevan a alcanzar algo que sólo el poder se los puede dar.
Escuchá el mensaje completo acá
En el mensaje de hoy vamos a ver
cómo desarrollar nuestro vínculo con Dios. En muchos casos creemos que con
venir a la iglesia, con ofrendar y diezmar, con cantar y adorar a Dios alcanza,
pero Dios es mucho más y nos pide más para que comprendamos qué es lo que
espera de nosotros.
“Estar en Cristo” manifiesta mi posición,
bases sólidas que nadie moverá. Muchos no saben “dónde están parados”. Las
personas andan a la deriva, sin un rumbo específico. Lo vemos tanto en el
sentido familiar como laboral. Los miedos los hacen débiles en sus decisiones al
punto de lamentar las direcciones que toman sus vidas. El problema de algunos
al venir a Cristo, es que no abandonan
las viejas cosas. Siguen con las mismas costumbres o maneras de ser que le
perjudican más cada día, las amistades que los llevaban por mal camino, la
forma de hablar que enfrentaba a las personas. Es como aquel que recibió un
trasplante de corazón y le dice el médico “a partir de ahora tiene que vivir
una vida más tranquila, cuidarse en las comidas, caminar tres veces por semana,
tener un buen descanso, etc”. Pero al salir del consultorio del médico qué
hace: sigue viviendo una vida más agitada, no se cuida en la comida, para el
ejercicio no tiene tiempo, y para descansar menos todavía. Estar en Cristo, es
estar fundamentado en su Amor. Somos nueva criatura, porque el Dios Creador de
todas las cosas nos da una nueva oportunidad.
“Estar en Cristo” es Crecer y
Desarrollarnos cada día. No puede ser que nos encontremos como cuando hemos
llegado. La Palabra de Dios debe darnos crecimiento cada día. Dios nos sacó de
toda oscuridad, nos “llamó a su Gloria…” para qué. Para que nos Perfeccione,
Afirme, Fortalezca y Establezca. Debemos tener un desarrollo constante y eso se
manifiesta a través de nuestro continuo interés en poner en práctica las cosas
de Dios, así como que nuestro cambio sea evidente a los demás.
El “estar en Cristo” nos lleva a
“permanecer dando frutos”. Nos habla de tener una continuidad en Jesús.
Alimentarnos continuamente de Él. Seguir con consejos, ponerlos en práctica. El
“dar frutos”, nos dice de compartir lo que Él ha hecho en nuestras vidas.
Probablemente nosotros le hemos dado trabajo a Dios. Seguramente la responsabilidad que tenemos,
demandará también de esfuerzos. Pero el “permanecer” contantes tiene premio (Juan
15:7).
Nuestro “Estar en Cristo”
manifiesta que en las manos del Dios creador, “como el barro en las manos del
alfarero”, sacará lo mejor de nosotros. En la medida que le permitamos
enseñarnos cada paso que debamos dar, podemos afirmarnos en Él cada día. Dios
espera que podamos ser un canal de Bendición para quienes nos rodean y ven
cambios en nuestras vidas (2 Timoteo 2:14-21).
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