sábado, 31 de marzo de 2012

La respuesta depende de nuestra actitud (25/04/2010)


Lectura: Mateo 9: 27-31

En todo lo que diariamente hacemos en nuestras vidas, desde comer abundantemente o cuidarnos, hacer ejercicio o llevar una vida sedentaria, estudiar o no, todo lo que hagamos nos va a traer una consecuencia inmediata a posteriori, pero siempre vamos a tener una consecuencia de nuestros actos.
Todo lo que hagamos también en lo espiritual nos va a traer una consecuencia. "La respuesta depende de nuestra actitud".
El Señor claramente nos pregunta aún hoy como le preguntó a aquellos ciegos en Mateo 9:28 b, "¿Creéis que puedo hacer esto?
Pero veamos cómo fue la actitud de aquellos hombres. La Biblia nos dice que desde el momento que Jesús sanó a la mujer que tocó el borde de su manto y a la hija de Jairo en su casa hasta que llegó a una casa, (no nos dice el tiempo ni la distancia) aquellos hombres insistentemente "dando voces le decían: ¡Ten misericordia de nosotros Hijo de David!"
Esos hombres podrían haberle dicho "Mirá en las condiciones que estamos, mendigando. Nadie nos tiene consideración. Todos nos marginan o dejan de lado. Para la gente somos como basura". Pero lo importante es que estos hombres tomaron la actitud de seguir a Jesús e insistir hasta que los sanara.
Observemos también la actitud de Jesús delante de ellos. Con esa pregunta claramente los está confrontando en su fe. Jesús les pregunta "¿Creéis que puedo hacer esto?". En otras palabras les dice ¿saben lo que me están pidiendo? ¿Tienen idea de la magnitud de esto que me piden?
Dios hoy nos pregunta ¿Tenés idea de lo que me pedís? ¿Creés que puedo hacerlo? Dios es un Dios de cosas grandes, un Dios de imposibles y quiere que le digas cuál es tu imposible.
Ante la pregunta de Jesús hubo una respuesta. Pero qué fue lo que los hombres dijeron? dos simples palabras: "Sí, Señor". Aquí se puede apreciar cómo los ciegos reconocen a Jesús como el Todopoderoso, pues ya no lo llaman "Hijo de David" sino "Señor", palabra que antiguamente se le otorgaba a una persona de mucha importancia, a un noble.
Los hombres habrán dicho: "Escuchamos que sanaste a una mujer de flujo de sangre, y además resucitaste a una niña, ¿cómo no podrás devolvernos la vista? Y fue entonces cuando Jesús les tocó los ojos diciendo: "Ya lo vieron con vuestros ojos espirituales, ahora reciban la vista natural; Conforme a vuestra fe os sea hecho" (v. 30). Y los ojos de ellos fueron abiertos.
¿Cuál sería nuestra actitud ante circunstancias similares, ante los imposibles de nuestra vida? ¿Creés que Jesucristo puede hacer un milagro en tu vida? ¿Que ese imposible que tenés por delante Él puede resolverlo? Si lo crees, dejá la preocupación y empleá esa energía en alabanza a Dios por lo que tenés y fe en lo que Él va a hacer en tu vida.
En su carta a los Filipenses (cap. 4:1), Pablo nos anima a permanecer “firmes en el Señor”, a regocijarnos siempre (v. 4), manteniendo nuestra mente libre de todo afán o preocupación por el porvenir (v. 6), creyendo que el Señor suplirá todas nuestras necesidades, siempre y cuando se las presentemos en oración con la confianza de que alcanzaremos lo que estamos pidiendo (v. 6). Dando gracias en todo (por lo que nos ha dado y por lo que hemos de recibir). En ese mismo momento en que hacemos esas declaraciones Dios mismo nos garantiza que la paz de Él guardará nuestro corazón y nuestros pensamientos.

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