domingo, 9 de septiembre de 2012

Con los pies en su lugar - (02/09/2012)


Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: Isaías 52:7 (1-8); Marcos 1:7; Mateo 3:11; Romanos 10:15;    Efesios 6:15

En la actualidad vemos cómo algunos se pelean por cargos en la política, otros por lograr un cambio en su categoría laboral. En muchos casos están aquellos que quieren ocupar el cargo de su jefe, como también los jóvenes que se preparan, por medio del estudio, “con mucho entusiasmo” para ocupar puestos de privilegio en un futuro no muy lejano. Incluso están quienes desean formar una familia y tratan de lograr todo lo que necesitan para la casa.

Como parte de La Iglesia, nosotros somos llamados a cumplir una función pero ocupando el lugar que nos corresponde. En muchos casos queremos solo la bendición y los privilegios que tiene Dios para nosotros (y esto es una realidad), pero además tenemos la posibilidad  y responsabilidad de ser mensajeros de las bendiciones que tiene Dios para con todos. No es que debemos abandonar nuestros intereses por ocupar los cargos que anteriormente mencionamos (o más todavía), sino que, en cada lugar donde Dios nos puso o queremos llegar, tenemos un compromiso que desarrollar. Sea en una empresa, negocio, ministerio, un barrio, escuela, universidad o lugar donde desarrollamos nuestras capacidades, tenemos una responsabilidad que cumplir. Pero debemos saber que no estamos solos, sino que tenemos el respaldo de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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En el mensaje de hoy veremos cómo nos encontramos. Dios nos llama a ser receptores de Su Palabra, pero también transmisores de Su Palabra a través de las Buenas Nuevas de Salvación.

¿Cómo se encontraba su pueblo? (Is. 52:1-2). Estaban durmiendo a causa de la cautividad (no es productiva). Se dejaron arrastrar hacia donde no debían ir, daba pena su vestimenta, estaban “andrajosos”, sucios por la tierra, atados, cautivos, sin libertad.

Dios envía una palabra para su pueblo, La Iglesia. “Despiértate” (Efesios 5:15; Jn 5:25). “Es tiempo que la Iglesia declare Vida  para todos aquellos  que han bajado los brazos”. “Levántate y siéntate” (nuestra postura delante de Dios dice mucho). “Suelta las ataduras”, eres libre. “Sacúdete del polvo”, debemos ser bañados con su sangre. “Vístete tu ropa hermosa”. Dios promete que “nunca más” su pueblo será cautivo,  te da libertad eterna con un propósito, porque él declara una promesa, “yo mismo que hablo estaré presente” (52:6).

¿Cuál es ese propósito de Dios para con su pueblo? Que esté “con los pies en su lugar”, sobre los montes, en Su Presencia. Que la Iglesia levante su voz con Su Mensaje. “Hermosos son sobre los montes, los pies…”, (52:7). “Alegres nuevas”, es decir Buenas Noticias, (Evangelio). “Anuncia la Paz”. “Nuevas del bien”, tenemos esperanza que en Cristo alcanzaremos lo que Él tiene para nosotros. “Del que publica Salvación”, (liberación, preservación, sanidad, prosperidad, felicidad, rescate, bienestar general). Del que dice a Su pueblo, ¡¡¡TU DIOS REINA!!! Nosotros somos los primeros receptores de este mensaje. Pongámoslo en práctica en nuestras vidas y familias. Vivamos con la plena certeza de que Jesús, nos hizo dignos de recibir su mensaje, para que también podamos ser de Bendición para con todos.

Vemos en estos versículos  varios casos. De cómo se encuentran muchos, lejos de Su Presencia. Están los que permanecen en ella, los que anuncian La voz de Dios, pero hay uno más, el versículo 8 dice el “ATALAYA” o Centinela. Su función es vigilar, mirar a la distancia, estar atento a todo movimiento que pase para alertar a su pueblo los peligros. En este caso la voz del Atalaya es para declarar que uno a uno volverán los que pertenecen a Sión, Jerusalén, La iglesia. Iglesia, comienza a declarar proféticamente, con los pies en Su Presencia, que volverán los hijos de Dios a Su pueblo, la iglesia, declara sus nombres si los conoces, sea familiar, conocido, amigo o enemigo. Ojo a ojo, verán que Dios (los) vuelve a traer a Sión (La Iglesia).

Iglesia, afirma tus pies sobre Su Presencia, para manifestar la Palabra de Dios. Si quieres ver con tus ojos naturales lo que Cristo hará, comienza a verlo con tus ojos espirituales. El Atalaya, no solo avisa del peligro que acecha al pueblo, sino que desde la altura ve a quienes se encuentran lastimados y heridos, que deseando regresar no tienen fuerza, entonces avisa al pueblo para que aquellos que están “calzados los pies con el apresto del evangelio…”, significa los ya alcanzados, deberán alcanzar a otros, y sobre todos a los heridos. Iglesia, gózate por los que vienen o vuelven, y no emitamos palabras que hieran, sino restauremos.

CON LOS PIES EN SU LUGAR

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