Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: Lucas 15:1-3; 8-10
Lamentablemente en estos tiempos vemos que a la vida
se le da poco valor. Están aquellos que no cuidan su salud, los que no se
hacen los chequeos médicos que corresponden, los que se exceden en las comidas
y bebidas. También están quienes conducen a altas velocidades, o le quitan la
vida a otros, los que realizan “deportes extremos”, arriesgando sus propias
vidas, o los que cruzan una calle o avenida sin mirar. No se respetan los
semáforos ni el uso de cinturón de seguridad, casco, entre otras cosas. Incluso
están los trabajos que no brindan mayores seguridades. Lo vemos en las
empresas de construcción, en las compañías de electricidad, en los vehículos
que transitan y que no cumplen con lo mínimo e indispensable que deben llevar.
En el pasaje que hemos leído, encontramos la
importancia que le da Jesús a la vida. No
quiere que se pierda nadie, porque el que está perdido, no tiene los cuidados
que necesita. Veremos que al compararnos con una moneda, significa que somos de
mucho valor para Él. Jesús quiere que recuperemos el valor de la vida.
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Una moneda perdida, con el paso del tiempo pierde su
valor ¿Cuántos cambios de moneda hemos tenido? Ellos significaron devaluaciones
que afectaron a la economía de nuestro país a tal punto que hubo casos de personas
que guardaban sus billetes en sus casas y, cuando estas fallecieron, la familia
los encontró y ya habían perdido el valor que en su momento tenían.
El estar perdido es:
- No tener esperanza. (He. 11:1) “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
- No tener valor. (Is. 43:1-4) Debemos recordar que para Dios somos de mucho valor, a tal punto que pagó un alto precio por nosotros, no solo entregando naciones, sino que además, entregando a su propio Hijo por nuestras vidas. Dejó de lado una de las culturas más importante del momento, Egipto, por ti. Naciones que comercialmente eran de mucho reconocimiento, las dejó por tu vida.
- No tener protección, es estar propenso a que el enemigo pueda atentar contra nosotros, sin embargo, a nuestro alrededor hay un ejército de ángeles que nos guardan y nos protegen. Sólo tenemos que abrir nuestros ojos, como Eliseo le pidió a Dios por su criado que no veía, (2 Rey. 6:16-17)
- No tener recursos que lo sustenten. (La multiplicación de los panes y los peces) Lucas 9:13-17
- Sentirse abandonado. Sal. 107:4-9
La importancia de una moneda. Por una que falte, no podemos viajar en micro ni comprar algo que necesitemos.
Podemos tener otras monedas, pero si nos falta una no es lo mismo.
Nuestra vida es mucho más importante para Dios. Teniendo
a Jesús es como recuperamos el valor. Él no quiere vernos perdidos ni
abandonados, por eso sigue buscando en nosotros recuperar el valor que depositó
a través de Su vida. Pagó en la cruz un alto precio porque somos muy valiosos
para Él. Jesús “vino a buscar y a salvar
lo que se había perdido”.
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