Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: Deut. 1:21; Núm. 13:1-33;
He. 12:1-2; Gen. 13: 14-18; Fil. 3: 13-16
La ilusión más grande del ser
humano es encontrar la respuesta a sus problemas. El más grande deseo del
creyente es poder recibir lo que la Biblia promete, pero lo que no queremos es realizar
el esfuerzo que el proyecto demanda. No planificamos cómo realizar ese proyecto
porque vemos más grande la dificultad que nuestra capacidad para enfrentar el
problema. Cada dificultad demandará de nuestra parte una capacidad de
crecimiento.
Hoy veremos lo que Dios desea de
nosotros. Él nos demandará asumir una actitud de fe de nuestra parte, un
esfuerzo espiritual de cada uno de nosotros, una capacidad constante física y
emocional de no bajar los brazos ante la dificultad, un desafío personal de
todos los días que debemos enfrentar.
Según lo que leemos, las personas
que tomaron las palabras de los diez, murieron en el desierto, no entraron a la
tierra prometida. Debemos cuidarnos de las voces negativas, ellas generan menos
compromiso o esfuerzo. “Una persona
negativa en cada desafío ve una dificultad, una persona positiva en cada dificultad
ve un desafío”.
Escuchá el mensaje completo acá
En este mensaje encontraremos el
desafío que Dios nos presenta para poder alcanzar aquello que Él tiene
reservado para nosotros. Veamos, a través del mensaje, qué nos demanda Dios,
cómo nos encontramos y qué es lo que espera Él de nosotros. El resultado será
la diferencia de lo que ve Dios en nosotros, cómo nos vemos nosotros sin ver en
Dios, y cuando ponemos nuestra mirada en Él.
Jehová te ha entregado (Núm. 14:24). Su decisión afectó a toda una
generación. Lo que tenemos no nos lo dio el hombre. En muchos casos no
valoramos aquello que nos ha sido dado. Debemos valorar lo que fue entregado
por Dios. La promesa es para ti, una
bendición completa, es tuya, toma posesión de ella. Eres dueño de una gran
bendición.
Por qué no se ha tomado posesión.
El Señor dice: “mira”, invita al creyente: “sube”, pero el cristiano ni mira ni
sube, generalmente queremos lo que otros tienen.
Sube y toma posesión. Debemos empezar a caminar sin mirar lo que
hace o no el otro. La bendición se busca, se cree y se recibe.
Tomar posesión. Si crees recibes, si recibes tienes, si tienes
estás bendecido. Como Jehová ha dicho, así será. Él mantiene su promesa aún en
el tiempo. Dios es fiel a la promesa, siempre ha querido bendecirle, jamás se
ha olvidado de ti. Él le hizo una promesa a Abraham, animó a Josué y te quiere
bendecir a ti. Pero cuidado, si dejamos pasar el tiempo, otros tomarán
posesión.
No temas ni desmayes. Recibir demanda una valentía, pide como
conviene, recibe como Dios quiere, y no como nosotros queremos.
No nos desanimemos, ello agota la
fe, sin la fe no se recibe, si no recibes es porque temes y has desmayado.
La decisión y la valentía vencen
el temor, la fe vence el desánimo, y tú y yo, con Cristo, venceremos y seremos
bendecidos. Dios ve en nosotros mucho más de lo que nosotros vemos en Dios. Él
confió tanto en su pueblo que por eso le delegó un emprendimiento tan
importante, como tomar posesión de tierras que estaban reservadas para ellos.
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