miércoles, 9 de mayo de 2012

Dios nos da fuerzas - (29/04/2012)


Por la predicadora Ana Guerrieri

Isaías 40: 29-31

En la lectura de hoy vemos que Dios habla, a través del profeta Isaías, a su pueblo, que venía del cautiverio, del oprobio, de estar bajo el sometimiento de otros imperios. A veces pasa así en nuestras vidas. Se levantan cosas contra nosotros, palabras y situaciones que nos quitan la fuerza y no nos dejan pensar con claridad ni hacer nada. El pueblo de Israel estaba pasando por un momento muy difícil, pero Dios le dice que deje esa vida de cautiverio y le anuncia que vienen nuevos tiempos, y lo mismo nos dice el Padre hoy a nosotros.

El pueblo no tenía fuerza. Siempre que ellos clamaban a Dios, Él respondía, pero ahora no tenían fuerzas para hacerlo. A veces sentimos que nos pasa lo mismo, clamamos a Dios, pero no nos responde como nosotros esperamos, pero debemos saber que Él siempre contesta a nuestras oraciones. Dios da esfuerzo al que está cansado, es el que multiplica la fuerza al que no tiene ninguna. Él siempre va por más, y los que esperamos en Dios tendremos nuevas fuerzas.

El profeta dice que los jóvenes flaquean. A veces pensamos que los jóvenes no pueden pasar por problemas, que lo tienen todo, pero no es así. Ellos también necesitan que oremos, tienen sus crisis, decisiones que tomar y que los van a seguir por el resto de sus vidas, por eso, los padres debemos cubrirlos y levantarnos en oración por ellos.


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Pero el profeta dice más: los que esperan en el Señor recibirán nuevas fuerzas. Correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Como familia necesitamos nuevas fuerzas, el matrimonio las necesita, los jóvenes y los niños también, porque estos son tiempos difíciles y no estamos libres de pasar por pruebas y dificultades.  A veces pensamos que porque vamos a la iglesia y servimos a Dios estamos exentos de ello, pero no es así, sin embargo el Señor dice que si estamos flaqueando, si estamos a punto de caer, “no temas”. Quizás estamos atravesando una prueba de fuego, pero Dios dice “no temas, yo estoy contigo”.

La historia de José es un claro modelo a seguir. Él pasó por grandes inconvenientes pero Dios lo sacó airoso y lo usó para bendición. Vemos que fue sacado del amor de su casa, fue llevado a Egipto y vendido como esclavo. Pero dice la Biblia que su amo veía que Dios estaba con él y todo lo que emprendía, Dios lo hacía prosperar en su mano. Cuando caminamos con Dios y le somos fieles, se van a dar cuenta que Él está con nosotros. Eso no significa que no nos va a pasar nada malo, porque a José le pasaron más cosas malas: tuvo que ser procesado, fue vendido en cautiverio, pasó a limpiar los pisos en la casa de un egipcio sirviendo como esclavo, luego fue a parar a la cárcel, pero Dios no se olvidó de él. Dios lo sacó apresuradamente del calabozo para que interpretara el sueño de faraón. En ese momento es cuando se nota el proceso, el quebranto de José, porque dice “no está en mí” el poder para interpretar el sueño, sino que era Dios el que se lo revelaba. Era necesario que pasase por ese proceso para que se produjera un cambio, un quiebre en su vida. Dios tiene que moldearnos para que sepamos y digamos que no somos nosotros, sino Dios quien está en nosotros y así Él pueda usarnos. Dios bendecirá todas las familias de la tierra a través de la nuestra, pero tenemos que tener en claro que no somos nosotros. Debemos darle el señorío al Espíritu Santo, debemos darle el señorío a nuestro Padre.

1 comentario:

  1. hermosa reflexión que Dios les bendiga.
    Mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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