sábado, 25 de agosto de 2012

Esperanza y fortaleza tenemos en Dios - (22/07/2012)


Por el pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: Filipenses 4:19; Salmos 23:1; Juan 10:10; Joel 2:27-29; 3:16;

En la lectura de hoy Pablo reconoce la colaboración de los Filipenses: Era una comunidad que no tenía grandes ingresos, que quería ser agradecida por lo que había recibido y que cuando tuvo oportunidad, colaboró con el ministerio de Pablo. Es allí cuando él dice: “Mi Dios suplirá todo…”. Debemos reconocer que en la medida que damos de corazón, el nos bendice, si algo nos falta, Él lo provee. El Dios de Pablo también es mi Dios y tu Dios.

David dijo: Dios es mi Pastor, nada me falta. Tenemos que entender que teniendo a Dios lo tenemos todo en Él. Nuestro Dios es completo, si hay algo que creemos que nos falta Él lo tiene. Jesús reconoció que el enemigo quiere destruir nuestras vidas (Juan 10:10), pero tenemos una promesa de su parte, “que el vino a darnos vida y vida en abundancia”.

Escuchá el mensaje completo acá

El libro de Joel nos habla de una Nación devastada. Había pasado una plaga de langostas, había desnudado de vegetación los campos, destruido el pasto de las ovejas y el ganado, aún el follaje de los árboles. En solamente algunas horas lo que era esplendor de belleza y verdor, se convirtió en una tierra devastada y asolada.

El libro nos habla de un antes y un después. La primer parte dice que a causa de un alejamiento de Dios el pueblo sufrió las consecuencias de la falta de protección. Por tal motivo el pueblo se quedó sin nada, pobre, desabastecido de todo lo necesario, se morían los animales y las personas. La falta de recursos que debían producir la tierra hacía que escasee todo lo necesario para vivir.

A causa de su desobediencia, el pueblo de Dios fue avergonzado delante de los otros pueblos, se burlaban de ellos, llegaron a decirles, “¿donde está vuestro Dios?”. Había llegado una plaga de langostas que los dejó sin nada, ni pan, ni vino, ni aceite. Por la desobediencia Dios los llama a arrepentirse.

Pero como hubo un antes, también hay un después y ahora. Dios les dice que: NUNCA JAMÁS SERÁN AVERGONZADOS. Dios le devuelve la dignidad que su pueblo había perdido. Les promete el pan, el vino y el aceite. Todo esto representa el respaldo de Dios para sus hijos, todo lo que les faltaba, Él lo suplirá. El pueblo tuvo que volverse a Dios, para experimentar, como los filipenses, que Él no nos abandona.

Dios llegó cerca de su pueblo y respondió por Él. Las personas a veces sufren a causa de otras personas. A veces se sienten sin nadie que les defienda o que haga justicia. En medio de los problemas, Dios los llama a volver a Él con todo su corazón y cambiar la dirección de su vida. Promete restaurar la relación con Él, además la presencia de su Espíritu Santo para darles el poder de vivir bajo su protección (vs. 28). En éste día tendrán la oportunidad de acercarse a Dios y conocerle como el Dios que protege, el Dios que responde por ellos, que no los deja avergonzados y que promete su Espíritu y presencia en sus vidas.

Dios llama a su pueblo a arrepentirse y a volver sus pasos hacia Él.  Dios tendrá misericordia de ellos y cambiará juicio por bendición (2:12-14). Dios enviará su Espíritu sobre las personas y los jóvenes tendrán la capacidad de entender y discernir lo que Dios quiere para ellos (2:28-30). Vendrá sobre el pueblo una época de paz, gozo y prosperidad (2:19-27; 3:18-21).

Dios se encarga de nuestras necesidades (Joel 3:16). Hará temblar la tierra con su voz. Muchos temerán a causa de la presencia de Dios, “pero Dios…”, y esto nos debe dar fuerzas, es y será “nuestra Esperanza”. Nuestra fe está basada en Él, quien promete que siempre estará. También es “nuestra Fortaleza”. “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza”, quien defiende nuestra causa (Salmos 46:1-3).

Debemos sentirnos muy importantes, porque nuestras vidas son valiosas para Dios y tiene un plan para cada uno. Oremos pidiendo que Dios nos perdone, que envíe su Espíritu sobre nosotros, que nos renueve, traiga paz y abundancia en medio de las necesidades de cada familia y de la sociedad. Dios suplió las necesidades, cuando el pueblo se volvió a Él. Dios vio que los Filipenses tenían un corazón dispuesto a dar y seguramente les bendijo. Aún en este tiempo es la Esperanza y Fortaleza de todos aquellos que se mantienen firmes en su camino como los Filipenses, también de aquellos que habiéndose equivocado, se vuelven a Él, como el pueblo de Dios en los tiempos de Joel.

ESPERANZA Y FORTALEZA TENEMOS EN DIOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario