lunes, 2 de abril de 2012

“DESPOJEMONOS DE TODO PESO” - (31/10/2010)


Por el predicador Carlos Santillán

Lectura: Hebreos 12:1-2

Cuando comenzamos a conocer a Dios y empezamos a caminar tomados de su mano tuvimos que dejar muchas cosas. Seguramente ha costado, ha sido difícil, pero Él se encargó de sacarlas. Sin embargo todavía tenemos que dejar algunas de lado. Actitudes, formas de hablar, entre otras. ¿Qué es lo que nos cuesta pero debemos dejar?

Todos fuimos llamados para servir, algunos como músicos, otros como predicadores, otros como evangelistas, pero todos somos llamados a servir. Sin embargo es importante saber dejar lo que sea necesario para servir a Dios.

El Señor quiere que nos despojemos de cosas que muchas veces nos hacen mal. Él quiere que corramos la carrera que tenemos por delante. Efesios 4: 22 dice “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Esto quiere decir que tenemos que dejar atrás aquellas cosas que por mucho tiempo nos han afectado, que por muchos años nos han sido piedra de tropiezo para nuestra vida.

“Despojémonos de todo peso”. Cuando salimos a la calle y sorpresivamente nos agarra la tormenta y nos mojamos toda la ropa sentimos que está más pesada. Pesa la campera, la camisa, el saco, la remera, pero tenemos que sacarnos esa ropa cuanto antes porque sabemos que si nos dejamos eso puesto nos va a hacer mal. Así mismo hoy Dios quiere que nos despojemos de todo peso que no nos hace bien, aquellas cosas que nos hacen mirar hacia atrás, cosas que nos hacen tropezar.

“Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Todavía tenemos un camino muy largo por correr, no importa la edad que tengamos o cuánto hace que estamos en la iglesia, tenemos una carrera muy grande por delante. ¿Por qué? Porque adelante está la bendición, adelante está el Señor con sus brazos abiertos esperándonos.

Dios quiere que nos tomemos de su mano, como los niños que se toman de la mano de su padre cuando hay peligro. Pero tenemos que dejar muchas cosas todavía. ¿Qué nos impide tener comunión con Dios? ¿Qué nos aleja de Él? Lo que sea dejémoslo de lado, despojémonos de todo peso.

Cuando nos disponemos a mirar hacia delante, buscamos la presencia de Dios, pero a veces hacemos las cosas como nos parece, a nuestra manera y nos olvidamos de cómo Él quiere que las hagamos. Dice Hebreos 12: 5 “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;”. Cuando somos chicos no nos gusta que nuestros padres nos reten porque creemos que ellos están equivocados y que nosotros tenemos razón. Pero Dios, como padre, nos reta y nos exhorta para que aprendamos y hagamos las cosas bien.

Si vamos por un camino ancho muchos pueden pasar por él, pero por uno angosto es más difícil. Ese es el camino de Dios, y para transitar por él tenemos que dejar muchas cosas de lado. Nuestro carácter, nuestra forma de ser, son algunas de ellas, de las que debemos despojarnos para tomarnos de la mano de Dios.

 “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Debemos sacarnos todo peso que molesta, servir a Dios, tomarnos de su mano y tener los ojos siempre puestos en él.

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