domingo, 1 de abril de 2012

Una fiesta particular - (13/06/2010)


“Sobre los sentados… se asentaron”
Hechos 2: 1-4

¿Cómo nos preparamos para una fiesta? ¿Cómo la preparamos? Generalmente tratamos de que todo se vaya realizando en orden. Algunos están preparando la fiesta de cumpleaños, otros aniversarios de casados, un nacimiento, otros la fiesta de casamiento, es decir una celebración específica, y tratamos de que todo tenga su orden. Andamos a las corridas de aquí para allá intentando que todo salga bien.
Hay muchas cosas a tener en cuenta a la hora de hacer una fiesta: las sillas, los bancos, las mesas, los manteles, el salón, entre otros. Es todo un tema hacer una fiesta.
La segunda fiesta judía en importancia era el Pentecostés. Se celebraba 50 días después de la pascua y duraba varias semanas. Era la fiesta de las cosechas, de las primicias o los primeros frutos. Veremos cómo se prepararon algunas personas para este festejo.
Después que Jesús resucitó, los discípulos estuvieron con Él 40 días. Esos días vivieron la preparación más intensa respecto a las enseñanzas de Jesús, más allá de los 3 años que caminaron con Él. Pero aún faltaba algo, “estando juntos les mando que esperasen la promesa del Padre” (Hechos 1: 4).
Muchas veces nos cuesta esperar, somos impacientes, pero estos hombres supieron hacerlo. Encontraron un salón para hacer la fiesta e invitaron a muchas personas. No se si tendrían una tarjeta de invitación pero aquellos que tomaron la Palabra de Jesús se hicieron presentes. Era necesario que estén Juntos. 
En algunos casos hay personas que no desean participar y creen que están perjudicando con su ausencia a la iglesia, pero no se dan cuenta que se perjudican ellos mismos porque no saben lo que se pierden. Los que escucharon a Jesús que esperen en Jerusalén fueron 500 y sólo 120 estaban en el momento que descendió el Espíritu Santo.
En ese lugar les esperaba el “plato principal”, la Oración. Yo imagino que estarían diciéndole a Jesús, “aquí estamos, esperando que cumplas tu promesa, no te tardes, míranos, estamos necesitados, derrama sobre nosotros”.
Tenemos el lugar donde esperar que Dios se manifieste. El templo como edificio dedicado a Dios o nuestras vidas, para que Su Presencia la llene. Es importante que podamos decirle, “Señor tienes este lugar”.
Se olvidaron de la tradición. Era más importante el consejo de Jesús que “su fiesta”, la de los primeros frutos. Debían de presentarle algo de lo que habían recibido en sus cosechas, era un día de acción de gracias. Pero ellos estaban sentados, quietos.
¿Alguna vez hemos tratado de vestir a un niño o niña y el o ella era tan inquieto que corría para acá o para allá y no lo podíamos alcanzar?
Aquellas personas estaban sentadas y quietas esperando algo que marcaría sus vidas por toda la eternidad. Aquí se ve que no es necesaria una posición determinada, estar de rodillas, parado o acostado, Dios actúa igual.
“Sobre los que estaban sentados… se asentaron”. Dios deposito Su Espíritu sobre cada uno de ellos, y su manifestación fue en diferentes lenguas.
Había en Jerusalén personas de diferentes naciones. Cada una de ellas encontró dentro de esas lenguas su idioma, se sintieron identificados con su nacionalidad, entendían lo que aquellas personas estaban diciendo. Pero, ¿qué decían? “Hablaban de las maravillas de Dios”. ¿De que hablamos nosotros?
Somos nosotros quienes tenemos que dar testimonio de la grandeza de Dios, quienes debemos experimentar su Poder. Tenemos que estar atentos porque Dios no va a estar corriéndonos como nosotros a chicos desobedientes. Él deposita sobre los que están.
Dios quiere que tengamos un continuo Pentecostés. No de una fecha al año, sino siempre. Que Su Presencia se manifieste cada día transformando nuevas vidas.
¿Tendremos la paciencia de esperar que obre Dios o vamos a estar a las corridas creyendo que si nosotros por nuestra cuenta no hacemos el trabajo no va a pasar nada?
Cuando se hizo presente el Espíritu Santo fue Dios quien se encargó de que cada uno se movilice a hacer aquello que le era encomendado. “Sobre los que estaban sentados… se asentaron”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario