lunes, 16 de abril de 2012

LA AUTORIDAD MÁXIMA - (15/04/2012)

Por el Pastor Osvaldo D'Emilio

Lectura: Juan 6: 60-69; 37

En estos días escuchamos de unas reuniones que se desarrollan en Cartagena de Indias, respecto al encuentro de jefes de Estado de las Américas. Pero en el mensaje de hoy vamos a hablar de una reunión cumbre presidida por la Máxima Autoridad: Jesús.
Él no hablaba para conveniencia de quienes lo seguían, no buscaba quedar bien con todos. Algunas personas piensan que hay que adaptar el mensaje a los oyentes, que si decimos algo que les moleste no van a venir más. Pero no debemos dar el mensaje que la gente espera escuchar, sino el que viene de la misma presencia de Dios. Un padre sabe lo que es mejor para sus hijos.
Creer en Él significa participar de Él. Jesús les dijo tres veces “yo soy el pan de vida” (vs. 35, 48 y 51), Él es el verdadero pan celestial. Se refiere al Poder sustentador de la Vida, y cualquier otro elemento que lo quiera reemplazar no es conveniente para las necesidades de las personas.
Jesús nos invita a comer su carne y beber su sangre, como en la Santa Cena, estamos participando y haciendo memoria de lo que hizo por nosotros en la cruz. Él se hizo cargo de nuestros errores y pecados, y recordamos cuánto sufrió por nuestras vidas.

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Pero hubo quienes se volvieron atrás (vs. 60-66). No les fue muy sencillo aceptar sus palabras, incluso muchos de ellos iban sólo por los panes y los peces. Eso mismo pasa hoy, queremos los beneficios sin aceptar las responsabilidades, seguimos a alguien por conveniencia. No todos están dispuestos a hacer el esfuerzo, sino que “se vuelven atrás”.
Muchos de los que escuchaban a Jesús no aceptaron el grado de compromiso que les pedía la Autoridad Máxima, y lo abandonaron. “Nuestra meta nos demandará el grado de compromiso que debemos tener”.
Jesús les dio libertad a sus discípulos: “¿se quieren ir ustedes también?”. Nadie está obligado y Jesús sabía la influencia que podía llegar a tener el entorno en cada uno de ellos. Esta es una decisión personal que debemos evaluar, pero que además, muchos de los que están a nuestro alrededor dependerán de ella. Debemos saber que estamos ante la Autoridad Máxima, y Jesús desea lo mejor para cada uno de nosotros, pero dependerá del grado de compromiso que estemos dispuestos a asumir.
En la lectura de hoy vemos una de las confesiones más grandes de la Biblia: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tiene palabras de vida eterna”. ¿Puede ser esta nuestra afirmación? Pedro le respondió a Jesús en base a sus convicciones personales: “Nosotros hemos creído…” tenemos fe; “hemos conocido que tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Lo que en realidad le está diciendo es “al pasar tiempo contigo, nos hemos dado cuenta en nuestro espíritu que vienes de Dios. Tú eres el Cristo”, Pedro reconoció a la Máxima Autoridad.
Si vemos a nuestro alrededor encontramos que muchos quieren tener responsabilidades sin compromiso, es como pretender tener el título sin estudiar. Jesús nos invita a aceptar sus palabras, siendo Él la Máxima Autoridad para nuestras vidas, deseando darnos lo mejor de su parte y, sobre todo, su compañía. Cada día podemos crecer en nuestra confianza y dependencia de Él, reflejando lo que hace en nosotros.
En aquella reunión cumbre hubo acuerdo entre sus discípulos respecto de seguirle a Él. No nos quedemos afuera. Jesús también dijo en el versículo 37: “el que viene a mí, no le echo fuera”.

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