domingo, 1 de abril de 2012

Recibir - Saber – Manifestar (27/06/2010)


Lectura: Efesios 1: 15-23

A partir del versículo 15, Pablo reconoce el trabajo de la gente de Éfeso pero tiene un fuerte deseo de que se derrame sobre la congregación lo que él y sus colaboradores habían logrado. Pablo no se conformaba con que él y sus asistentes fueran los que Dios había elegido para transmitir su Poder, sino que deseaba que ese poder fuera derramado sobre todos los creyentes.
A continuación veremos que Dios quiere que tengamos todo aquello que fue reservado para nuestras vidas, pero que a la vez produzca en nosotros resultados que acrecienten nuestra fe en Él. Observemos los pasos a alcanzar para obtener esos resultados.
En primer lugar debemos recibir. Debemos esperar cosas mayores cada día y no conformarnos, Dios tiene más. Pero qué es lo que Él quiere darnos: Sabiduría (v. 17), cuando Salomón podía haberle pedido miles de cosas a Dios optó por pedirle sabiduría y Dios le dio mucho más que eso. Pero también desea darnos “revelación en el conocimiento de Él”. Es como el fotógrafo, no se conforma con el negativo de la foto, sino que quiere manifestar la mayor claridad de aquello que vio, que sea evidente a todos.
“Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento” (v. 18): no podemos permanecer a oscuras en nuestro interior. Debemos comprender cada día más todo lo que Dios quiere y desea para nuestras vidas.
Estas cosas son las que Dios quiere que recibamos, pero también desea que sepamos, aquello que nos da debe generar mayores expectativas. “Para que sepáis…” (v. 18)
¿Qué tenemos que saber? Primero, “cuál es la esperanza…” Cuando hablamos de esperanza deseamos alcanzar algo mejor a lo que ahora tenemos. En Él hay esperanza, Jesucristo es la única esperanza. No la podemos depositar toda en las personas, sólo en Dios, y esto es lo primero que tenemos que saber.
“Cuales las riquezas… de su herencia…” A veces creemos que esto es imposible, ¿de dónde voy a recibir riquezas si no tengo herencia? Sin embargo Dios nos promete algo mayor y de más valor que lo material que nosotros pensamos. Tenemos herencia y son Riquezas.
“Cuál es la supereminente grandeza de su poder…” Para los que creen somos nosotros, debemos dejar que su poder actúe en nosotros y es ilimitado, no debemos limitarlo. Está en control de todo (v. 22). ¿Podemos ser capaces de saber o comprender todo esto? Que Dios amplíe nuestro entendimiento.
Pero Él también quiere que su iglesia sea administradora de su poder. Cristo es la cabeza de la iglesia, la máxima autoridad y su poder quiere manifestarse a través de ella. Pero nosotros somos la iglesia y por lo tanto somos su cuerpo. El Cuerpo de Cristo, su iglesia, debe estar saludable plenamente, manifestando todo su poder.
“La Plenitud de Aquel…” (v. 23) Cuando hablamos de Plenitud decimos que es algo abundante, que tiene de todo, no le falta nada. “En la casa de mi padre hay abundancia…”. El único que puede satisfacer todas nuestras necesidades es “Aquel”, Jesucristo a través de su Espíritu Santo. “Todo lo llena en todo”.
Pablo no se quería guardar nada de lo que había recibido, quería compartirlo. Hoy somos nosotros los que deseamos Recibir conocimiento completo de Dios, Saber todo lo que nos ha dado y Manifestarlo, declarando todo su poder sobre nuestras vidas y sobre los que están en nuestro alrededor, en la iglesia y donde nos encontremos.
La iglesia debe ser el instrumento que Dios usa para ser un canal de bendición a la sociedad.

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