miércoles, 4 de abril de 2012

SUPERANDO LOS MOMENTOS NEGATIVOS - (19/02/2012)


Lectura: Mateo 15:21-28

En general no estamos preparados para las dificultades. Cuando se nos presenta un problema en casa, cuando de repente ocurre algo que no esperábamos, cuando a pesar de tener medianamente todo, surgen inconvenientes que nos superan.


¿Estamos preparados para las dificultades? Probablemente siempre pensamos que a nosotros no nos va a pasar lo que a otros, y quizás pueda ser así, pero podrán venir distintas dificultades que las que tienen los demás, y eso es normal. Lo que debemos analizar es cómo enfrentamos esas dificultades, aún cuando vemos que las puertas se cierran.

Veamos el caso de la mujer cananea, quien no bajó los brazos y supo a quién ir en el momento más crítico de su vida. A pesar de las respuestas negativas siguió insistiendo. Por las condiciones en las que estaba, no le correspondía tener una respuesta, pero la misericordia de Jesús fue mayor que todo lo que tuvo que enfrentar.

En primer lugar, éste fue el único momento que Jesús salió del territorio judío. Se fue a una zona costera para descansar después de todo el trajín que le ocupaba su ministerio. No quería que nadie lo supiese (Mc. 7:24), quizás porque quería tener un retiro con sus discípulos o quería pasar tiempo con Su Padre. Siempre que Jesús iba a un lugar era porque tenía un propósito para con ese sitio o persona, y eso también sucede hoy. Jesús se apartó a un lugar que no había ido antes por algo particular, quizás porque la mujer no podía llegar a donde Jesús estaba, pero él sí podía llegar a ella. Luego, Jesús la puso a prueba.

La mujer tuvo que enfrentar momentos negativos que no se esperaba. En primer lugar, ante sus reclamos “Jesús no respondió palabra”. ¿Cómo reaccionamos nosotros cuando le hablamos a alguien y éste no nos responde? Renegamos con la persona que debería ser nuestro interlocutor, lo vemos como una falta de respeto hacia nosotros.

El silencio también es una respuesta de Jesús, quizás porque no es conveniente lo que pedimos, o porque no es el tiempo, o porque Dios quiere saber el grado de fe que tenemos.

La mujer también tuvo que superar las críticas de los discípulos, para ellos era una persona que molestaba cuando
querían descansar.

La siguiente respuesta de Jesús fue “no soy enviado… a las ovejas perdidas de Israel”. Pareciera que le dice que no tiene nada que ver con ella. Esto podía generar desánimo en la persona, pero su actitud fue más allá: “vino y se postró ante él diciendo: Señor, socórreme”, sólo tú me puedes ayudar, no hay otro que pueda hacer el milagro. Ella se postró, se humilló, no le importó lo que dirían los demás, y menos los discípulos.

La tercera respuesta de Jesús fue: “no está bien tomar el pan de los hijos y tirarlos a los perrillos”, él quería desanimarla, que se fuera a su casa. Él había venido a alimentar a su pueblo, ellos eran los que debían ser rescatados, la mujer tendría que saber que para ella no quedaba nada posible por recibir, pero se humilló aún más y le respondió: “Sí, Señor”, como diciendo “tienes razón, pero yo no vengo a sacarle el pan a los hijos de Israel”. Siendo considerada un perrillo, tomó esa condición para responderle; “aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”.

¿Qué fue lo que le hizo alcanzar la respuesta? Su confianza por lograrlo, su fe, el no bajar los brazos ante la dificultad. A pesar de todo lo que pasó, llegó a tener una respuesta de parte de Dios.

Fundamentalmente su actitud fue humillarse ante Jesús. A pesar de que no pertenecía al pueblo judío, Él actuó con misericordia. Pese a las diferentes negativas de Jesús, alcanzó un reconocimiento de parte de él. Resalto su condición de mujer, y dijo “grande es tu fe, hágase contigo como quieres” y “desde aquella hora su hija fue sanada”.

1 comentario:

  1. Me gusta es decir si tienes problemas debes de tener una gran fe.
    No bajar los brazos nunca y mirar al frente y intentar salir de esta.
    Gracias por tu relato

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