domingo, 1 de abril de 2012

“Jesús el centro de atención de la Iglesia” - (6/6/2010)


Lectura: Isaías 53:1-2; Lucas 4: 18-20;

¿Qué es aquello por lo que nos sentimos atraídos? ¿Qué cosas en este tiempo nos estamos preocupando por alcanzar?
Cada ciudad en el mundo tiene un atractivo, cada ciudad en el mundo tiene un distintivo, algo que les hace distintas a las demás. Esas ciudades son fácilmente identificadas por las personas, quizá por un edificio, una torre, un puente, entre otros.
La Iglesia de Cristo no puede en ningún momento de la vida tener que ser reconocida por ningún personaje que quiera robarse el show. Los que hemos decidido hacer de ésta Iglesia, nuestra Iglesia, lo hemos hecho porque hemos descubierto que Cristo es el Señor, dueño y motivo principal de nuestra adoración.
Una Iglesia puede tener posibles atractivos y atraer a la gente, pero luego se desvanecen y por ende los que un día se sintieron atraídos ahora se alejan desilusionados y decepcionados. Veamos los supuestos atractivos que tiene y descubriremos por qué no lo son en realidad.
El atractivo de la Iglesia no es su Ubicación. No vamos a la Iglesia porque nos queda cerca o porque es fácil llegar. Vamos a la Iglesia porque Cristo es el Atractivo y no nos importa que nos quede lejos o cerca. No importa hacer un sacrificio para llegar hasta el templo.
El atractivo de la Iglesia no es su Edificio. No hemos escogido ésta Iglesia porque su edificio es bonito, limpio o elegante. Aunque es nuestro deber tener una Iglesia mejor cada día, ese no es el motivo de venir. Cristo nació en un establo o cuando Pablo estuvo preso, el carcelero se convirtió en una cárcel, estos son ejemplos claros de que no es necesario el “lujo” de un edificio para que Dios actúe.
El atractivo de la Iglesia no es su música o adoración. No vamos a la Iglesia o nos vamos de determinada congregación por el tipo de música o adoración que se practica. Es nuestro deber presentar un buen programa musical digno de adoración pero no es lo más importante.
El atractivo de una Iglesia no es su Predicador o Pastor. No vamos a la Iglesia por el nivel de la predicación, aunque sea de calidad. Los Buenos predicadores se desvanecen, tarde o tempranos se van. Los predicadores o pastores muchas veces decepcionamos a los que una vez nos oyeron predicar. Es el deber de todo predicador estar preparado y dar lo mejor de sí, pero eso no debe ser el atractivo de una Iglesia.
El atractivo de la Iglesia tiene que ser Cristo y que la gente vea que hacemos lo que Cristo nos mandó hacer. En Juan 13:35; 15:16 y 12:32 Dios nos dice que es Él quien nos atrae y no que nosotros lo elegimos.
No puede haber otra persona arriba de El, no podemos hacer otra cosa más de las que El dice y no podemos dejar de hacer lo que El nos mandó hacer.
Cuando Cristo deje de ser El Centro de todo en nuestra Iglesia, cuando ya no se mencione su nombre y cuando hagamos todo lo contrario a lo que El dijo que hiciéramos… ENTONCES, agarremos nuestra gorritas, nuestros hijos y salgamos lo más pronto posible. Pero Si Cristo es el Centro y motivo de todo aquí, no se mueva para nada, porque aquí le bendecirá como nunca en la vida. 
¿Cuál es la razón por la que estamos aquí? Quizás muchos porque necesitamos. Pero el mayor propósito debe ser sentirnos atraídos por Jesucristo.

Cantares 1:4
“Atráeme, en pos de Tí correremos.”

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