Lectura: 2 Crónicas 17:3-12; Mateo 3:11
Uno de los inconvenientes que tenemos hoy, es estar expuestos a todo tipo de circunstancias de inseguridad: a enfermedades, a la violencia y los violentos, a la droga y/o el alcohol, a la velocidad, a la contaminación ambiental, a todo aquello que perjudique a las personas y el medio en el que nos desarrollamos. Para protegernos necesitamos estar dentro de un lugar seguro. La falta de conocimiento da lugar a que otras personas dominen a los que no están capacitados para llevar adelante una tarea importante.
Josafat, recibió de manos de su padre un reino que no era solamente algo importante para los que estaban a su alrededor, sino que era un desafío porque tuvo que saber administrar y mejorar a través de hechos que defendieran todo lo que tenía. Sabía que la tarea no era fácil, tenía que encontrar personas capacitadas. Quizás quienes lo asechaban estarían esperando que en algo se equivocara.
Josafat tenía que tener todos los elementos indispensables para su mantenimiento, pero además, construir un lugar donde todos se sintieran más protegidos y seguros, teniendo un vínculo de confianza entre las personas.
El diccionario Larousse, define la palabra fortaleza como “un recinto fortificado para defender una ciudad”. El diccionario Bíblico Ilustrado del mundo Hispano la define como: “Un lugar de Refugio, un lugar de protección, una ciudad amurallada”. Todas las ciudades importantes de los tiempos antiguos estaban fortificadas y amuralladas. La ciudadela era el lugar dentro de la fortaleza, donde se encontraba el armamento. Los vocablos que hemos visto, tienen que ver con defensa, con protección, con seguridad, con guardar. Las torres estaban para observar si algún enemigo se acercaba.
Toda Iglesia debe ser como UNA FORTALEZA. Debe proteger a sus soldados y no agredirlos, proteger sus armamentos, saber utilizarlos, proteger sus municiones, estar prontos a accionar, proteger sus provisiones, cuidarlas y no despilfarrarlas. Debe proteger sus animales, lo que tenemos es para todos. Estamos en la posición de empezar a cuidar lo que Dios nos ha dado. Necesitamos construir una muralla para proteger lo que tenemos. ¿Cómo y con qué?
Protección en Dios (Salmo 18:1-2). Debemos ofrecerles a nuestros hermanos la protección del Señor, asegurémosles que los protegeremos en oración. Tenemos que entender que el enemigo nos ha perdido y hará todo lo posible por tratar de tenernos de su lado. Lo hará por medio de mentiras, promesas falsas, tentaciones, pasiones, ociosidad, alianzas. Pero no podemos, por negligencia, entregar la fortaleza otra vez en las manos del enemigo. Vamos a luchar hasta con las uñas si es posible, vamos a defender lo que nos ha costado. ¿De qué lado de la fortaleza está usted? ¿Adentro o Afuera? Sepamos que la Fortaleza protege a todo lo que rodea.
¿Cuál fue la estrategia de Josafat? Formar a su alrededor a personas que entendiesen el trabajo que debían realizar, poner a cada uno de acuerdo a su capacidad a cumplir con la tarea asignada y darle los elementos que necesitaban para cumplir con esa tarea, personas, armas y alimentos para llevarlas adelante. Cumplieron tan bien sus funciones que los enemigos le tenían miedo o respeto, porque les traían presentes (vs 10-11).0
Encontramos las Palabras claves del pasaje de 2 Crón. 17:3-12: “Andar en los caminos de Dios...” (vs 3), “Buscar a Dios...” (vs. 4), “Hacer las cosas con ánimo...” (vs. 6), “Enseñar la palabra al Pueblo” (vs. 7-9), “Gente Valiente y esforzada...” (vs. 13), “Gente obediente a sus superiores”, “tenían todo lo que necesitaban” (vs. 12).
Vemos que la actitud de Josafat fue sabia para con su pueblo. No se dejo influenciar por los ejércitos de otras naciones. Tuvo a su alrededor personas que se prepararon para acompañar a su rey. Si cumplimos, Dios nos Bendice.
“PERMANEZCAMOS ADENTRO DE LA FORTALEZA”
No hay comentarios:
Publicar un comentario