Lectura: Mateo 14:13-21; Juan 6:1-14
Jesús aprovechaba todos los lugares para hablar con la gente. Lo hacía en la sinagoga, en los montes, lo podía hacer mientras caminaba con la gente, en el mar o en la orilla. En la calle como con la mujer que sufría de flujo de sangre, en la casa de Zaqueo, en el templo como cuando entró y echó a los mercaderes o en la casa de Lázaro y sus hermanas.
Hoy en día vemos todo lo que sucede a nuestro alrededor y lamentamos lo que está viviendo nuestra nación. Nación que fue formada gracias a la llegada de muchas personas de otros países, europeos como Latinoamérica. Muchos llegaron con el fin de hacerse “la América”, la mayoría con el deseo de progresar y darle un bienestar a su familia.
En este día debemos ser sensibles a todo lo que pasa a nuestro alrededor. Posiblemente estamos a las corridas por ser el mes de diciembre. Vemos que la gente está con una sensación de conmoción por tratar de suplir todas las necesidades. En la calle, en las veredas y en las rutas andan todos apurados por la preocupación de encontrar la respuesta a sus problemas. Hoy tenemos la respuesta de parte de Jesús.
Generalmente en cada lugar donde se encontraba Jesús, siempre había necesidades. Había hombres, mujeres y niños que tenían hambre. Había enfermos y él los sanaba. Había quienes carecían de lo más indispensable como el alimento, para volver a ocupar multitud”. Pero Jesús dijo; “no pueden volverse a sus casas” (Mat 14:16). Los discípulos ponían excusas diciendo “plata no hay”, no tenemos presupuesto para responder a tanta gente. Sin embargo Jesús les dijo “denles ustedes de comer”.
Debemos recordar en que momento fuimos nosotros atraídos a Su Presencia. ¿Nos acordamos como nos encontró Jesús? ¿Cuál era la situación que estábamos pasando? ¿En que desierto de nuestras vidas nos encontrábamos, quizás carente de los recursos más elementales?
Si empezamos a ver algunos casos seríamos más sensibles a lo que está pasando hoy. Pedro, Jacobo y Juan fueron encontrados por Jesús aquel día en que no habían pescado nada. Tenían la preocupación de que su negocio no marchaba. Seguramente se encontraban con un gran dilema: ¿Cómo enfrentar el problema de las cuentas que debían pagar o los diezmos? ¿Qué iban a decir en sus casas respecto de que no habían pescado nada? ¿Cómo quedaban ante los demás pescadores que le rodeaban?
¿Acaso nosotros no nos vemos reflejados en estos pasajes? Muchos de nosotros diríamos, “sí, en la multitud, desprovistos de lo más elemental: alimento, trabajo, afecto, salud”.
¿Pero acaso también no somos como los discípulos? Dice Mateo 14:15: “Anochecía”. Quizás nos encontramos en medio de momentos oscuros que no sabemos qué hacer. “El lugar es desierto”, estamos en plena soledad y no tenemos nada que satisfaga nuestras vidas. “Ya no tenemos tiempo de suplir las necesidades de la gente”. Los discípulos decían “despide la multitud”, parecería que a los discípulos les molestaba la gente, como cuando echaban a los niños. “Que vayan por ahí y se compren algo para comer”. Jesús quizás les decía, muchachos ¿qué saben si tienen plata para comprar? Sin embargo, los discípulos insistían: “nosotros no tenemos suficiente cantidad”. No hay presupuesto. ¿Cómo vamos a invertir en ellos, si no sabemos cuando lo vamos a recuperar?
Jesús dijo tres frases, que debemos hacerlas nuestras hoy. “No tienen necesidad de irse”. Jesús nos recibió a nosotros. Vio que era mayor la necesidad de quedarnos con Él que irnos sin Él.
“Denles ustedes de comer”. Así como yo les proveí cuando necesitaban. Si ustedes también se encontraban como ellos en un desierto espiritual, sin soluciones inmediatas para sostener sus vidas.
“Traedlos acá”. Así como yo los atraje a ustedes. Me siguieron con el fin de alcanzar a muchos. Les dije que los haré pescadores de hombres, no de hambres. Yo me encargo del hambre.
Jesús los hizo recostar en la tierra (Mat. 14:19). Les dio a cada uno su parcela, su lugar en la sociedad. Proveyó para sus necesidades inmediatas.
Que diferente sería si actuáramos de acuerdo al mensaje de Jesucristo. Así como Él nos dio a nosotros, también nosotros podamos ser sensibles a los demás en un mundo y/o sociedad tan insensible.
Juan 6:13 dice que sobraron doce cestas llenas de pan, y eso hay en abundancia. “Jesús es el pan de vida”. Pero los peces son los que nosotros debemos salir a buscar sin distinción. Veamos la Necesidad en otros, para que tengan las respuestas que hemos encontrado nosotros, en Jesucristo. Pero también, Él sigue respondiendo a nuestras necesidades, HOY.
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