lunes, 23 de abril de 2012

Sirviendo como el que sirve - (22/04/2012)


Por el Pastor Osvaldo D'Emilio

Lectura: Miqueas 6:1-5

Hace uno años atrás el televisor no era como el de hoy. No existían los canales que hoy tenemos sino que sólo había uno. Después se sumaron cuatro más, los conocidos como canales de aire, que se sintonizan por medio de una antena que hay que orientar. Hoy, quienes pueden tienen cable con casi cien canales, o sistema satelital con más de seiscientos. Pero los adelantos tecnológicos a veces nos perjudican.

Muchos usamos el control remoto para cambiar los canales y hacemos zapping, pero antes había que levantarse y caminar hasta el televisor para eso porque era manual, había que girar la perilla.

Dejemos de lado las comodidades, ellas nos han atrofiado, ya no nos movemos como antes y eso se manifiesta en el cuerpo, y algo similar pasa en lo espiritual. Debemos realizar cada día el esfuerzo por manifestar aquello que ha hecho Dios por nosotros. El pueblo de Dios estaba cómodo y eso lo llevó a olvidarse de Dios.

En la lectura de hoy veremos cinco puntos clave: saber escuchar (oíd), esfuerzo (levántate), pelear (contienda), Montes (gigantes), que la voz se escuche con eco, con repetición (oigan los collados).


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Saber escuchar (oíd). Debemos estar siempre atentos a la voz de Dios. Existen virus que producen sordera espiritual y el creyente necesita una consulta con el doctor Jesucristo. El sordo no escucha el peligro ni las amenazas, pero al oír la voz de Dios estaremos alertas, podremos oír el peligro que viene a nosotros, evitaremos así ser atrapados y golpeados.

Levántate (esfuerzo). Debemos deshacernos de la pereza, necesitamos ejercitarnos espiritualmente. El creyente debe conocer su meta y su visión. El ejercicio físico produce ánimo, aliento, satisfacción y lucidez. El espiritual: fortaleza, rectitud, fidelidad y lucidez.

Contiende (pelea). Un verdadero guerrero sabe que para ganar es necesario pelear, para pelear es importante ser valiente, y para ser valiente hay que tener fuerza. Necesitamos una fuerza superior, tenemos que evaluar el poder del enemigo, medir nuestra capacidad espiritual y aprender a pelear.

Montes (gigantes), Salmos 121:1. El creyente tiene que tener una cobertura especial, Satanás es pequeño delante de Dios, no de mí. Necesito que “el enemigo” me respete, ¿pero cómo?

Oigan los collados (que tu voz se escuche y resuene). Tenemos que hablar. Lo que escuchamos de parte de Dios debemos repetirlo. El chisme ocupa el lugar de la buena palabra, ésta se ha ahogado, pero nosotros tenemos que ser voces que se escuchen y resuenen para edificar.

Comienza por visitar la clínica del Señor (el altar), deja que el doctor (Cristo) te examine, permite que Él dé el diagnóstico (escucha su voz), pon en práctica la receta (la oración).

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