Por el Pastor Osvaldo D'Emilio
Lectura: Miqueas 6:1-5
Hace uno años atrás el televisor
no era como el de hoy. No existían los canales que hoy tenemos sino que sólo
había uno. Después se sumaron cuatro más, los conocidos como canales de aire,
que se sintonizan por medio de una antena que hay que orientar. Hoy, quienes
pueden tienen cable con casi cien canales, o sistema satelital con más de
seiscientos. Pero los adelantos tecnológicos a veces nos perjudican.
Muchos usamos el control remoto
para cambiar los canales y hacemos zapping, pero antes había que levantarse y
caminar hasta el televisor para eso porque era manual, había que girar la
perilla.
Dejemos de lado las comodidades,
ellas nos han atrofiado, ya no nos movemos como antes y eso se manifiesta en el
cuerpo, y algo similar pasa en lo espiritual. Debemos realizar cada día el
esfuerzo por manifestar aquello que ha hecho Dios por nosotros. El pueblo de
Dios estaba cómodo y eso lo llevó a olvidarse de Dios.
En la lectura de hoy veremos
cinco puntos clave: saber escuchar (oíd), esfuerzo (levántate), pelear
(contienda), Montes (gigantes), que la voz se escuche con eco, con repetición
(oigan los collados).
Escuchá el mensaje completo
Saber escuchar (oíd). Debemos estar siempre atentos a la voz de
Dios. Existen virus que producen sordera espiritual y el creyente necesita una
consulta con el doctor Jesucristo. El sordo no escucha el peligro ni las amenazas,
pero al oír la voz de Dios estaremos alertas, podremos oír el peligro que viene
a nosotros, evitaremos así ser atrapados y golpeados.
Levántate (esfuerzo). Debemos deshacernos de la pereza, necesitamos
ejercitarnos espiritualmente. El creyente debe conocer su meta y su visión. El
ejercicio físico produce ánimo, aliento, satisfacción y lucidez. El espiritual:
fortaleza, rectitud, fidelidad y lucidez.
Contiende (pelea). Un verdadero guerrero sabe que para ganar es
necesario pelear, para pelear es importante ser valiente, y para ser valiente
hay que tener fuerza. Necesitamos una fuerza superior, tenemos que evaluar el
poder del enemigo, medir nuestra capacidad espiritual y aprender a pelear.
Montes (gigantes), Salmos 121:1. El creyente tiene que tener una
cobertura especial, Satanás es pequeño delante de Dios, no de mí. Necesito que “el
enemigo” me respete, ¿pero cómo?
Oigan los collados (que tu voz se escuche y resuene). Tenemos que
hablar. Lo que escuchamos de parte de Dios debemos repetirlo. El chisme ocupa
el lugar de la buena palabra, ésta se ha ahogado, pero nosotros tenemos que ser
voces que se escuchen y resuenen para edificar.
Comienza por visitar la clínica
del Señor (el altar), deja que el doctor (Cristo) te examine, permite que Él dé
el diagnóstico (escucha su voz), pon en práctica la receta (la oración).
No hay comentarios:
Publicar un comentario