Por el Pastor Osvaldo D'Emilio - Mensaje compartido el domingo de resurrección por la mañana.
El domingo de pascua es el día de
resurrección, el cual recordamos y tenemos presente, pero no es un día de duelo
o de luto. A pesar de todos los problemas que hoy vivimos, tenemos que declarar
la vida de Jesús.
En la lectura de hoy vemos por un
lado a las mujeres que iban con dolor, llorando, lamentándose porque el maestro
había muerto, iban a perfumar el cuerpo con especias aromáticas que habían
preparado días antes. Iban al sepulcro con llantos, con quebranto, pero
volvieron con alegría. Algo había pasado: dos ángeles que estaban en la puerta
del sepulcro les dijeron “¿por qué buscáis
entre los muertos al que vive?”. Se referían a Jesucristo, quien resucitó,
de quien en estos días escuchamos hablar mucho pero a quien no sólo tenemos que
tenerlo presente en esta fecha sino todos los días.
“Entonces ellas se acordaron de sus palabras” (v 8), en el momento
de dolor, de sufrimiento, no lo recordaban, pero cuando se encontraron con los
ángeles se acordaron de lo que Jesús había dicho: que al tercer día
resucitaría. Es importante que la palabra de Dios nos traiga a la memoria lo
que Él nos está diciendo también para tenerlo presente en nuestros corazones.
Escuchá el mensaje completo
Pero no sólo se acordaron de las
palabras de Jesús, sino que cuando llegaron a los que estaban los once discípulos
les dieron “nuevas” de lo que había acontecido, les llevaron buenas noticias. Esas palabras no quedaron “encerradas” en
sus vidas, sino que las transmitieron. Hoy nosotros debemos hacer lo mismo
y llevar la palabra de Dios a quienes están a nuestro entorno, porque su Palabra nos trae vida, ánimo.
Quizás hoy, en una sociedad que
está atravesando ciertos problemas, ciertos temores, muchos buscan tratar de
satisfacer sus propias necesidades, pero no encuentran la respuesta que
necesitan, porque el único que la tiene es Jesucristo. No tenemos que buscar en
el sepulcro, en la tumba, ni en la gente que no tiene vida.
Jesús había resucitado y esta es
la buena nueva. Las mujeres transmitieron el mensaje y vemos que Pedro y Juan
salieron corriendo y vieron que Cristo ya no estaba en la tumba, sino que había
resucitado.
Pero había una persona que muchos
años antes había declarado que Cristo vivía, aunque no sabía que era Jesús. Job
dijo: “Yo sé que mi redentor vive” (Job
19:25). Alrededor de 1500 años antes declaró por fe que “mi redentor vive”.
Quienes lo habían visto dudaban, pero quien no lo había conocido creía. Es importante que podamos compartir esto,
que Jesucristo vive.
Muchas veces, como iglesia, nos
mantenemos encerrados en nuestras costumbres, en nuestros pensamientos,
problemas, pero la vida de Cristo debe expandirse a aquellos que lo necesitan, tiene
que alcanzar a quienes esperan una palabra de aliento, de poder. Nosotros
tenemos que hablar de Cristo pero antes pidiéndole a Dios que todo lo que
podamos expresar no sean palabras humanas, sino de bendición. Es importante que nuestra vida, nuestro testimonio, hable
más que nuestras palabras, que podamos transmitir la vida de Cristo a los
que están necesitados. Debemos ser el reflejo de lo que Él hizo en la cruz por
nosotros. “La muerte y resurrección es
perdón y vida para todos”.
#EspecialPascua
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