Lectura: Marcos5:25-34; Lucas 8:43-48
En este día, en el mensaje Bíblico descubrimos que no hay otra persona más que Cristo que tenga la capacidad para resolver nuestro problema y hacer el milagro tan deseado en nuestras vidas. La lección a aprender en éste día, es la siguiente:
Mientras más rápido vayamos a Cristo, más rápido tendremos su respuesta. De lo contrario, como en este caso, mientras más nos tardemos en llegar a Cristo o buscar en Él para resolver nuestro problema, no sucederá otra cosa más que empeorar nuestra situación.
Por lo tanto, que sea Cristo el Primero en conocer nuestra situación y dejemos que sea Él, quien obre en nuestras vidas.
“Pero una mujer…que padecía de flujo de sangre… desde hacía 12 años”: El flujo de sangre provocó en ella un problema de aislamiento. Debido a esto era marginada por la sociedad de la época. Esta enfermedad representa algún problema diverso. Seguramente esto le pasa a muchos hoy en día, aquello que por alguna situación nos tiene al margen del centro de atención de quienes nos tienen que brindar una respuesta.
El tiempo de 12 años muestra lo largo del sufrimiento. Cuánto tiempo dejamos pasar para que nos afecte en nuestro interior. Podría también ser que un hombre tenga un problema de otra índole, y que se sienta dejado de lado por todos, no necesariamente de salud, quizá legal, sentimental, social o económico.
Había sufrido mucho de muchos médicos: La mujer había gastado todo lo que tenía y nada había aprovechado. Su dinero gastado no resolvió su problema, al contrario, creyendo que iba a mejorar le iba peor.
Cuando oyó hablar de Jesús: Curioso, ninguna religión existente pudo hacer nada por ella Alguien le contó de Jesús, allí está la importancia de hablar de Cristo. En muchos casos decimos, “para que voy a hablar, si no me escuchan”. Pero muchas veces no sabemos el alcance que tendrán nuestras palabras. La mujer se acercó por detrás de la multitud. Es importante que nada nos impida acercarnos a Jesús. Tocó su manto y enseguida fue sanada. Ella supo lo que había pasado en su vida y se postró ante Él.
Leamos . Todo esto logró hasta que Vino a Jesús, “La que oyó hablar, contó todo lo que le había pasado”. Jesús hizo que la mujer diera testimonio de lo que había vivido, no porque Él no sabía o quería que le haga propaganda, sino para que lo escucharan todos los que estaban presentes. “La que oyó, compartió”.
Queremos llevar a Jesús a que se adapte a nosotros. Si tenemos algún pensamiento, si tenemos algún sentimiento, si queremos hacer algo, si no queremos hacer nada, si pensamos algo de un tema determinado. En muchos casos queremos que Jesús venga donde nosotros estamos. Pero la mujer tuvo que abrirse paso entre la multitud, y además para tocar el manto se tuvo que humillar y aún más, arrastrar.
Tuvo que ser confrontada, no solo la mujer, sino toda la multitud. Jesús pregunto ¿Quién me ha tocado? La multitud evidentemente estaba como curiosa y no por necesidad, tenían la posibilidad de decir “Fui yo Señor” pero todos lo negaron, aun siendo muchos de los que le habían tocado. ¿Era necesario llegar a tal extremo? Pero aún así y a pesar de todo, Dios tuvo misericordia y la sano. Recibió además Salvación y Paz.
“Poder salió de mí”. ¿Cuál es nuestra intención al acercarnos a Jesús? ¿Tenemos alguna necesidad para estar cerca de Él? ¿O Solo venimos como en aquel tiempo como curiosos? Debemos lograr que en este tiempo Su Poder inunde nuestras vidas y seamos completamente sanos y libres de todo mal.“Solamente activamos el Poder de Dios, cuando nos acercamos con fe”.
El poder de Dios no ha cambiado. Él sigue siendo el mismo. Si dejamos pasar el tiempo nuestro problema se hace crónico. Que no pasen 12 años. Y si los tuvieren que pasar o más, recordemos que Jesús y su poder están disponibles para nosotros. Debemos acercarnos solamente a Él. No decimos que no vayamos a los médicos. Pero cuando los médicos no tienen respuestas, Jesús está para brindarnos toda su atención.
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