martes, 3 de abril de 2012

DERRIBANDO LOS ALTARES PARA LEVANTAR A CRISTO - (06/11/2011)


Lectura: Hechos 17: 16, 22-27; 2 Crónicas 34:1-7;

En este día nos preguntamos ¿qué es aquello que se levanta delante de nosotros a lo que le damos suma importancia? Probablemente le prestamos más atención de la que se merece, le ponemos todas nuestras fuerzas. Aun invertimos gran cantidad de dinero en ello y seguramente no recibimos la respuesta esperada, pero por sobre todas las cosas, nos sentimos desilusionados.

En muchos lugares por las calles o las rutas encontramos que se levantan altares de adoración pagana. Monumentos de personas donde la gente se junta para pedir cosas. Todo eso desvía la atención de la gente a lugares o cosas que no les pueden responder. Ya no son las personas respetadas de la antigüedad, sino contemporáneos que eran personas reconocidas por la sociedad.

¿Qué es un Altar? En un principio, el Altar era el Centro donde se agrupaban para la celebración de los oficios religiosos, aún antes de las celebraciones judías. En otras palabras, el Altar era lo que ocupaba el centro de adoración de las vidas de las personas. ¿Cuál es nuestro Altar, ese que ocupa el centro de nuestras vidas? Sepamos que o derribamos los altares o ellos nos derribarán a nosotros.

Quizás hoy estamos como en los tiempos de Josías. Este día, echaremos un vistazo a la vida de uno de los mejores reyes de Israel, ninguno como él hizo reformas religiosas y penetró en los lugares que otros reyes no habían querido o no habían podido hacer. Demolió por completo todos los altares que eran motivo de adoración a paganos y a muchos judíos que se estaban dejando arrastrar por las influencias del mundo existente.

En el caso de Pablo vemos también como al estar en Atenas, “su espíritu se enardecía a causa de la idolatría de las personas”. Aún observaba que eran muy religiosos y aprovecho la oportunidad, al encontrar un altar que decía “AL DIOS NO CONOCIDO”, para poder presentárselos.

Probablemente pasa con muchas personas, al tener la necesidad de creer en algo o en alguien, construyen sus propios altares como para refugiarse en una solución que no pueden encontrar dentro de ellos. La exteriorizan en cosas o personas que “creen” que les pueden solucionar sus problemas.

Vemos que hay otros “altares”, peores en el interior de las personas que son más peligrosos y difíciles de sacar o derribar. Los Altares de los cristianos del Siglo XX y XXI son la vanidad, el auto, el ejercicio, la comida, el trabajo, o el estudio. Algunos son necesarios, pero los ponemos en un lugar de extrema necesidad, ocupan un sitio preferencial sobre otras cosas más importantes. También están el altar de la soberbia, el del materialismo o el dinero, el de la Religiosidad extrema, el fanatismo por un deporte, la televisión, que ocupa el centro de nuestra casa, el altar de las distracciones como el teatro, el cine, los cantante.

Con esto no queremos decir que algunos de los que mencionamos no sea importante, sino que el lugar principal lo debe ocupar Jesucristo en nuestras vidas.

Josías no pudo derribar un altar que estaba muy cerca de él. 2° Crónicas 35:20-21 muestra “El orgullo de Rey”. Enfrentó a otro gobernante que no tenía nada que ver con él, cuando Dios no le había mandado hacerlo. Esa fue su ruina. Le costó su reinado, le causó una desgracia al pueblo de Dios, le costó su familia, le costó la vida.

Limpio los altares que edificaron sus antecesores (2° Crónicas 35:22-24), pero edifico su propio altar (el orgullo) y murió.
Para nosotros, ¿qué altar queda por derribar? Probablemente no son materiales, ni están en territorio ajeno, están más cerca de lo que pensamos y están a punto de destruirnos por completo. Destruyámoslos o nos DESTRUIRÁN.

Que el Centro de nuestras vidas como Altar de adoración sea Jesucristo. Ese lugar que derribamos como altar no debe quedar vacío. Es allí donde debemos levantar a quien debe ocupar el centro de nuestras vidas. (Hechos 17:16, 22-27)
Esto pasa aún en la actualidad, el hombre tiene la necesidad de cree en algo o en alguien. Puede tener todo lo material o no, puede gozar de una buena salud o no, pero si no llena o satisface su interior con cosas que alimenten su fe verdadera, llegado un momento ese vacío va a reclamar ser llenado con algo, y si ese algo no lo satisface, lo puede perjudicar.

Pablo vio la necesidad de los atenienses de creer en algo o en alguien. La cantidad de dioses era impresionante. Habían levantado un Altar, “AL DIOS NO CONOCIDO”. Aprovecho su propio interés para hablarles de Jesús.


Cantares 1:4

Una de las representaciones del Altar, es la Cruz de Cristo. Esa que cuando Él murió atrajo a las personas para que vieran lo que iba a suceder, y que después de muerto causó arrepentimiento. (Juan 12:32)

Es importante que podamos tener un tiempo para revisar nuestras vidas. Si queremos edificar algo mejor de lo que está construido, debemos derribar lo que está hecho, profundizar en los cimientos, para realizar la obra que deseamos.

Si en nuestras vidas hay algo que molesta a la construcción que quiere hacer Dios, quitémoslo para que Él haga algo nuevo y mejor, siendo el centro de todo nuestro corazón.

Dios se revela a quienes lo buscan, debemos “Restaurar nuestra comunión con Dios”

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