Isaías 43:16-20; Juan 14:6; Colosenses 1:19-20
Comenzamos un año desconocido, nunca antes lo hemos transitado. Muchos hemos esperado el comienzo de este nuevo año, y hasta quizás nos cansamos del año que pasó. Algunos en el momento de haber empezado ya querían que termine, otros a mitad del año. La gran mayoría por el mes de noviembre ya lo terminó a causa de los compromisos contraídos, y también están aquellos que llegaron al 31 de diciembre con el último aliento, pero llegaron.
¿Cómo nos encontramos ahora? Seguramente con nuevas expectativas, con proyectos que deseamos que se puedan cumplir, con planes que vamos poniendo en práctica, deseos de que nos vaya mejor que los años anteriores, con el descanso de las vacaciones obtenidas, la alegría de disfrutar un año nuevo como los chicos con el juguete nuevo. Pero ¿cuánto tiempo le dura a un chico un juguete nuevo? Así nos pasa a nosotros con el año, al poco tiempo de comenzarlo ya lo destrozamos, porque lo tratamos como si los días que están por delante fuesen nuestros. Dios es quien nos ofrece en este tiempo nuevos planes para cada uno de nosotros. ¿Cómo serán?
Dios nos preparó este año. Este tiempo es irrepetible. Él ya sabe lo que nos va a pasar mañana. Algunos se fijan en el horóscopo, compran libros que les digan lo que les sucederá, sin embargo este año es mar impetuoso que nos impide cruzar al otro lado, que destruye al enemigo que nos quiere impedir pasar al otro lado, como los egipcios. Un desierto que nadie lo transitó antes, como el que tuvo que enfrentar el pueblo de Israel. Sin embargo Dios no le hizo faltar nada. Pero ese desierto Dios lo puede vestir de toda la belleza posible si nosotros transitamos en Su Nombre.
Debemos mirar hacia delante. Algunos vivimos de experiencias pasadas, recordamos todo lo que hemos pasado en años anteriores. Podemos dar gracias por todo, tanto por lo bueno que hemos vivido, como por lo malo, pero no podemos vivir mirando para atrás. No podemos traer al presente lo que pasó. Dios tiene algo nuevo y mejor para hoy.
Dios nos da nuevas oportunidades (Isaías 43:19). Dios hace en este tiempo “cosa nueva”, comienza a vestir este año de sus ricas bendiciones. Se parece a un desierto, vacío, sin nada, y lo comenzamos a desarrollar con la compañía de su presencia. ¿Cuándo será esto? “Pronto”. Debemos saber esperar sus tiempos, involucrarnos en sus planes, saber que él quiere lo mejor para nosotros. Más aún nos quiere revelar sus planes. ¿No la conoceréis? Alguno se querrá mantener escéptico. Verá pasar el tiempo y que la promesa no se cumple, pasan los días, meses, años y todo sigue igual. El correr del tiempo se va sintiendo, y las fuerzas se van apagando. Para todos aquellos que han bajado los brazos y se han desanimado Dios dice; “otra vez”. Él renueva su misericordia, no nos ha fallado. Los que fallamos hemos sido nosotros.
En este año, nuevamente tenemos la oportunidad de caminar con Él. Jesucristo nos marca el camino por donde andar. Nos da una nueva oportunidad cada día, nos presenta su compañía para ir tomados de su mano. Nos brinda su confianza para transitar durante cada día, proyectándonos hacia delante.
Dios nos da nuevas oportunidades para este año, sepamos aprovecharlas cada día. En la medida que transitamos este tiempo (desierto), él lo comenzará a vestir de las mejores ropas si andamos con Jesús en el camino que nos ha trazado.
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